De coloración azulada-violácea, la fragata se defiende con sus largos filamentos, que pueden sobrepasar los 15 metros de longitud y representan su verdadero peligro. Estos rejos están cargados de células urticantes cuya picadura es muy dolorosa e incluso peligrosa para niños y ancianos. Estas quemaduras en personas muy sensibles pueden llegar a provocar shocks anafilácticos y causar infartos o ahogamientos.
La fragata se alimenta del plancton que va encontrando en su lenta navegación oceánica.