“Con trece, catorce años, Néstor pinta sus primeras y ya excelentes marinas en la playa de Las Canteras. Más tarde dirá: “Toda mi niñez fue espectadora de nubes y olas. Pasaba los días en la playa. Conozco su matiz de cada hora. Mi primer maestro fue el mar”. Así, la ciudad de Néstor tiene un nuevo ingrediente: la playa, la playa de Las Canteras, el contacto lúdico con el mar, con el sol. Desde principios de siglo, nuestra playa será una parte, un atractivo importante en Las Palmas de Gran Canaria. El mar de Las Canteras, la blanca espuma de las olas contra las rocas y los arrecifes, los fondos marinos y sus peces serán observados minuciosamente por el artista en la elaboración del “Poema del Atlántico”.
(Alfredo Herrera Piqué en “Cuatro tiempos de la ciudad”, Pregón de las Fiestas Fundacionales de Las Palmas de Gran Canaria, Junio 1994. Ediciones Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1995, pp. 7-9.)
“La playa de Las Canteras, que pudo ser nuestra máxima atracción, es la demostración más palpable, aparte otras muchas, de falta de visión.”
(Néstor Martín Fernández de la Torre)
– Alfredo, háblame de la figura de Néstor Martín Fernández de la Torre y, sobre todo, de la importancia que ese artista dio ya hace más de medio siglo a la playa de Las Canteras. Me gustaría comprender cómo ese hombre, siempre niño de salitre, sol y arena, vio con tanta claridad el desastre del paraíso…
– Sí. Bueno, Néstor tiene una serie de menciones muy importantes, pero a mí me gustaría destacar una, que es la que él se planteó, sobre todo, después de regresar a la Isla, a principios de los años treinta, y fue el implantar el arte en la sociedad. Él se creó todo un programa de revalorización de todo lo tradicional de la Isla con el intento de la recuperación del turismo. El turismo había llegado a Gran Canaria a finales del siglo XIX, cuando se construyeron y se habilitaron también una serie de hoteles como el Santa Catalina, el Hotel Metropole, el Hotel Bellavista, el Hotel Santa Brígida… y Néstor vivió esa época. Había nacido el 1887, o sea que lo cogía en su infancia y adolescencia.
– Néstor viajó mucho para su formación, ¿verdad?
– Viajó a Europa, concibió su poema del mar, el “Poema del Atlántico”, y, tradicionalmente, se ha dicho que en la formulación y documentación plástica que tomó para la elaboración de los cuadros del citado “Poema del Atlántico” se inspiró en algunas especies de la fauna piscícola de la playa de Las Canteras. Y se decía que veía a través de una cajita de cristal los peces, también, posiblemente, los pescadores le ayudarían en esto… Y efectivamente, algunos de los peces que aparecen en los cuadros de Néstor forman parte del paisaje habitual de Las Canteras. Pero Néstor, que se había propuesto rescatar las tradiciones, el folclore, la arquitectura tradicional, etc., siempre le prestó una gran importancia a la playa de Las Canteras, no solamente como un asiduo, digamos… usuario de la playa que disfrutaba en su juventud, sino también porque él había visto que la playa era uno de los atractivos fundamentales de la ciudad. Es decir, Las Palmas, a principios del siglo XX, comienza a redescubrir el mar. Posiblemente, de la mano del turismo que llega en esa época. Y entonces, la gente de la ciudad va creando sus casitas de verano a lo largo del litoral de Las Canteras y están ya prefigurando una ocupación urbana que luego aparece en el plano del arquitecto Laureano Arroyo de finales del siglo XIX. Néstor, cuando hace su manifiesto importante de 1937- en una conferencia que da, en la que expone todo este objetivo de rescatar los valores fundamentales de la Isla, entre los que destacaba el paisaje, siempre en aras de la recuperación del turismo-, vio que la playa en esa época ya había perdido gran parte de sus alicientes naturales, porque la ocupación urbana la había ido despojando de lo que fue el paisaje fundamental que tuvo hasta finales del siglo XIX. Esa visión paradisíaca que él, a lo mejor, conservaba en su retina, porque posiblemente, en los años en los que él pudo haber visitado la playa –pero esto es una especulación-, ésta estaría casi virgen. O sea que la playa de Las Canteras era para Néstor uno de los elementos fundamentales de atracción turística que tenía Las Palmas de Gran Canaria, dentro de aquella concepción del turismo que era el turismo, sobre todo, de invierno.
– Hoy, para nosotros, esa concepción del turismo no deja de ser algo curioso…
– Sí, era un turismo inglés y de invierno porque la playa de Las Canteras era una playa, fundamentalmente, de otoño y de invierno, por lo menos, yo siempre la he sentido así. Una playa en otoño y en invierno en la que el cielo es mucho más diáfano, más nítido, tiene más color… el agua es transparente… no hay viento… el sol no molesta… en fin, una playa fantástica para esa época. Y todos coincidimos hoy en que, efectivamente, la playa de Las Canteras y todo lo que fue el Istmo de Guanarteme o el Istmo de la ciudad de Las Palmas, era un auténtico paraíso que se desaprovechó después con la edificación que se hizo a principios del siglo XX. Yo creo que ésa es la visión que pudo tener Néstor de Las Canteras cuando se quejaba amargamente, al final de su vida, por causa de la mala urbanización: “La playa de Las Canteras, que pudo ser nuestra máxima atracción, es la demostración más palpable, aparte otras muchas, de falta de visión”.
– En ese sentido, me gustaría saber cuál es tu forma de ver las nuevas actuaciones urbanísticas del Paseo de Las Canteras. Concretamente, ¿cuál es tu opinión sobre la desaparición de edificaciones antiguas en la primera línea de playa? ¿Estás de acuerdo con su demolición o serías partidario de que se obligara a conservar por normativa la fachada tradicional incluyéndola en el diseño de la arquitectura moderna?
– Bueno, mi opinión en ese sentido es clara. Las edificaciones antiguas que quedan son muy pocas y ya escasamente representativas porque están tan apabulladas que… Por ejemplo, ahora se va a restaurar -e incluso, se va a conservar bastante el interior- esa casita aislada donde estuvo un restaurante chino, al final de la calle Luis Morote, y eso está bien. Ése puede ser un modelo. Y allí hay otras edificaciones de la antigua construcción de Las Canteras que incluso no necesitan ni vaciarse, porque algunas son buenas construcciones que están en buen estado. Eran casas de gente acomodada que las hicieron bien. Yo creo que, efectivamente, deberían protegerse y mantenerse en todo lo posible. Claro que sí, porque de arquitectura mediocre o que nada tiene que ver con aquel espacio, ya está llena la línea de playa, desgraciadamente. Aunque para mí hay algunos hoteles que se hicieron bien como el actual Hotel Meliá Las Palmas, que me parece que fue resultado de una buena arquitectura, o también, el que está en el otro espacio, al otro lado de la calle Luis Morote, el actual Hotel AC, que todos recordamos como el Hotel Don Juan o Los Bardinos después. Sí, hubo algunos hoteles de interés, pero el resto, en general, es una arquitectura que no tiene especial relevancia. Creo que habría que mantener ese tipo de casas, como por ejemplo, la que hace esquina al lado de la antigua Comandancia Militar de Marina, una casa de molde europeo. Sería muy interesante mantenerlas, yo estoy totalmente de acuerdo en eso, lo sabes.
– Por supuesto, yo también creo que habría que esforzarse un poco más en restaurarlas y en mantener ciertos elementos estéticos que nos sirvan de puente hacia el ayer. Muchas gracias, Alfredo.
Teresa Iturriaga Osa