Querido Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria:

En su momento no quise pronunciarme públicamente ante su opinión sobre la pérdida de la bandera azul en la playa de Las Canteras: “No nos hace falta esa bandera porque la playa se vende sola”.

Pero ahora me duele el estado al que ha llegado mi querida playa. Nací y me he criado en ella, y no puedo permitir este deterioro porque la amo y me siento parte de ella.

En estos momentos pienso que se ha convertido en un Bronx Canario, donde cada uno hace lo que quiere sin tener en cuenta el civismo ni lo que significa vivir en sociedad.

Es de todos sabido que, si queremos una buena convivencia ciudadana, primero hay que educar con unas normas que deben cumplirse. Todo esto debe estar respaldado por un cuerpo de seguridad ciudadana que vele por su cumplimiento.

Actualmente, el deterioro cívico en la playa de Las Canteras es tal que muchos de sus habituales transeúntes se sienten incómodos al disfrutar de ella. La delincuencia y las peleas han aumentado, sucediendo todo esto a plena luz del día, sin que exista un cuerpo de vigilancia ciudadana que ponga orden en estas situaciones. Se puede escuchar música de cualquier grupo de amigos que se reúnen en la arena, sin pensar que puedan estar molestando al resto de los usuarios. También se juega con pelotas y palas en cualquier parte de la playa, a pesar de que hay una zona específica asignada para deportes.

A esto se suma que hemos llegado a tal punto de libertinaje que ahora encontramos personas pernoctando en la playa durante largos periodos. Cada vez es más frecuente la presencia de perros, tanto en el paseo como en la arena. Este sábado mismo, a mediodía, fui testigo de dos perros en diferentes puntos de la playa, sobre la arena, con sus dueños completamente indiferentes a lo que estaban haciendo.

Estos comportamientos demuestran que el sentimiento de convivencia y ciudadanía está muy deteriorado en esta sociedad que hemos creado. Por ello, es necesario aumentar el número de agentes de vigilancia para mejorar la convivencia en nuestra querida playa.

Pensando en posibles soluciones que no supongan un gasto económico excesivo, que parece ser el principal problema de este ayuntamiento para cubrir los horarios de vigilancia, quizá la megafonía de la playa podría servir para educar a los ciudadanos. Transmitir mensajes como “prohibido perros y pernoctar en la playa”, tal como se está haciendo con el mensaje de “prohibido fumar”, que, según he observado, algunos ciudadanos ya están cumpliendo.

Hay muchas maneras de solucionar la situación actual de la playa de Las Canteras, tan solo hay que amarla para hacerlo posible.

Firmado por una enamorada e indignada usuaria de la playa de Las Canteras.

Fatima Paz Cruz