28 de noviembre del 2005. Tormenta tropical Delta.
Quizá el episodio meteorológico más importante en Canarias. Una tormenta tropical no nos había tocado por lo menos durante los siglos XX y XXI.
El errático e inusual fenómeno meteorológico dejó un rastro de destrucción en las islas, sobre todo en Tenerife. La tormenta tropical Delta, que causó un muerto y cuatro heridos a su paso por las Islas Canarias, salió del archipiélago dejando a más 200.000 abonados sin luz en el área metropolitana de Tenerife y cuantiosos daños materiales en núcleos urbanos y en la agricultura. Los fuertes vientos, de hasta 200 kilómetros por hora, provocaron además el cierre de puertos y aeropuertos. El temporal también hizo naufragar una patera a 400 kilómetros al sur de las islas, con unos 50 inmigrantes a bordo. Seis de ellos murieron y 12 desaparecieron. Rachas de 248 Km/h en Izaña lo dicen todo.
… y, afortunadamente, no pasó directamente sobre las Islas ni dejó precipitaciones de importancia. Canarias solo sufrió el azote de la cola de la tormenta. El Archipiélago no se enfrentó al poder del «ojo de la bestia» pero, aún así, sembró el caos.
Delta, en lo que a vientos intensos se refiere, afectó principalmente a El Hierro desde primera hora de la mañana del día 28 (la única Isla a la que no cogió por sorpresa pues, desde días antes, su presidente de Cabildo, por entonces Tomás Padrón, ya había advertido de que la tormenta se acercaba, aunque no se le hizo caso), a La Palma, ya entrada la tarde, y a Tenerife y Gran Canaria al caer la noche y primeras horas de la madrugada del día 29.
La geografía jugó un papel determinante en la intensidad de los vientos. El informe del INM señala que «la compleja orografía de las Islas condicionó y moduló los efectos locales de los intensos vientos, llegando a aparecer rachas de tipo huracanado». El técnico Juan José Bustos apunta otra causa: una intensificación anómala del Delta antes de llegar a Canarias.
«El Centro de Huracanes llega incluso a reconocer que pudo llegar a alcanzar categoría de huracán aunque no lo certifica. Eso hizo que aunque cuando llegó a Canarias ya casi había completado su transición extra tropical todavía tuviera intensidad suficiente para producir esos efectos».
Por ultimo un apunte emocional. El «Dedo de Dios» o Roque Partido en Agaete en Gran canaria, terminó su proceso de erosión y cayo su parte superior. Un verdadero símbolo del pueblo grancanario.
Es una reseña histórica de Manuel Ángel Pérez Cabello
Esta plantilla reflejaba una combinación de jugadores locales y refuerzos internacionales, como los centrocampistas Kostadin Yanchev (Bulgaria) y Edin Ćurić (Yugoslavia), y el delantero Daniel Vidal (Uruguay). La temporada 1990-91 fue una etapa de transición para el club, que buscaba retornar a la Primera División tras su descenso en la campaña 1987-88