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La meteorología se va estabilizando tras el paso de la borrasca Claudia. En Las Canteras, solo es reseñable la basura que el barranco de La Ballena arrojó a la playa.

Cuento de verano «Silvia y el mar»

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Silvia y el mar por Pino Lorenzo López

Todos los domingos Silvia bajaba a la playa. Le gustaba mucho pasear por la arena, hacer castillos y bañarse. Su abuela, que la acompañaba, le decía que no se metiera para adentro: con el mar, nunca se sabe, es muy traicionero. Silvia se zambullía como un pez, dando piruetas en el aire. 

La abuela miraba a su nieta con cierta envidia. Había sido nadadora de joven, y ganado algunas medallas en el club de natación al que pertenecía. Ahora, ya no podía ni acercarse al mar. Sus problemas de circulación no le permitían los cambios bruscos de temperatura, y entrar en el agua siempre tenía sus consecuencias. 

Silvia la miraba desde la orilla y hacía todo tipo de volteretas, para que su abuela la viese. 

  • Abuela, abuela, mira cómo aguanto sin respirar.

  • Ay esta chiquilla, no para quieta. 

En una de esas piruetas, al surgir del agua, la abuela vio a una muchacha de 16 años, con gorro blanco y bañador azul, que se elevaba en una imponente figura de mariposa. Vamos Margarita, vamos, oía gritar en las gradas.

Eran los últimos 100 metros de la carrera de relevo. Sus compañeras habían hecho un excelente registro, ocupando Margarita la segunda posición cuando saltó a la piscina. En aquel momento pensó en todas las tardes entrenando en el club, en las numerosas ocasiones que se quedó sin ver a sus amigos, en lo mucho que deseaba aquella medalla de oro, y como proveniente de algún lugar desconocido, una fuerza infrahumana la acompañó en los últimos metros, adelantando a su contrincante para llegar a la meta. 

De repente, la abuela ya no vio a Silvia en el mar. Se dio cuenta de que estaba en una ensoñación, y sin pensarlo, salió corriendo al agua gritando su nombre. Se tiró y comenzó a nadar como una mariposa que despega y a la que ya es difícil parar. 

Desde la arena Silvia miraba a su abuela con admiración. 

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