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Allá por agosto de 2017, hace tres años y cuatro meses, el gobierno local formado por PSOE-Podemos-NC en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria anunció una consulta ciudadana para valorar que toda la playa de Las Canteras, o algunas de sus zonas, fueran ‘libre de humos’, es decir, espacios donde no se pueda fumar. De esa consulta, con apenas 4.500 votos de una ciudad de 385.000 habitantes, se concluyó que toda la playa de Las Canteras merece ser protegida medioambientalmente de restos de colillas y cenizas, así como sus usuarios, protegidos de la posibilidad de inhalar humos en la zona de arena y baño. No soy amigo de las prohibiciones, sobre todo cuando no han sido precedidas de educación, concienciación, ni de los pasos previos de maduración hasta alcanzar una restricción vía multa, pero tampoco parece un gran inconveniente para el que desee fumar en la playa subir al paseo, situarse al lado de alguna de sus muchas papeleras y disfrutar de su cigarro sin molestar a nadie y sin posibilidad alguna de dañar al litoral. Ahora bien, si se decide dar este paso, ¿cómo es posible que sea sólo para Las Canteras? ¿Es que el resto de playas de la ciudad no merecen ser cuidadas? ¿Es que los usuarios de Las Alcaravaneras, la Laja o San Cristóbal no merecen ser protegidos? Esto de playas y usuarios de primera y playas y usuarios de segunda debe superarse. Menos clichés y más congruencia sería deseable. 

Ángel sabroso es actualmente viceportavoz del Grupo del Partido Popular en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Fue concejal de Playas en los años 2006 y 2007.  

Pues bien, tras varios años hablando de esto sin concretar nada, al fin conocemos el texto de la nueva ordenanza de playas que se someterá a votación en el próximo Pleno de la Corporación. Reconozco que tras tan largo y abnegado periodo de trabajo en la nueva normativa, con la contratación de diversas consultoras externas incluido, tenía cierta expectación por descubrir un documento que marcase la línea futura de los retos y necesidades de nuestro litoral, que aportase novedosas soluciones a los problemas ambientales de nuestras playas y que ofreciese nuevas oportunidades turísticas y de generación de actividades, economía y empleo. Lamentablemente, nada de esto recoge la nueva ordenanza. Se presenta un texto decepcionante, poco comprometido en la protección ambiental, estático e inmovilista y poco ambicioso en cuanto a generación de oportunidades, actividades turísticas y económicas con nuestro litoral. 

Salvo lo de prohibir fumar solo en Las Canteras, la ordenanza es una mera declaración de intenciones voluntaristas sin concreción, ni determinación real alguna en las cuestiones capitales que afectan al litoral, como los vertidos de aguas fecales, las escorrentías de los barrancos como el de La Ballena hasta el litoral, los microplásticos en el mar, la contaminación de las aguas, el cuidado de la fauna marina y, en definitiva, el control de la calidad ambiental de los recursos naturales que componen nuestro litoral. La eliminación de bolsas de plástico en todos los paseos marítimos, en todas las concesiones y autorizaciones municipales en el litoral, la eliminación de cubiertos, vasos y envases de plástico de un solo uso en comida y hostelería vinculados a las playas y de las servilletas de papel en paseos y playas era lo esperado en una nueva norma sobre el litoral. ¿En qué mejor sitio que en nuestras playas y paseos para ser ambiciosos con la eliminación de los plásticos?

Sobre las enormes posibilidades de nuestro litoral, la atonía y nadería de la ordenanza son abrumadoras. Se presenta un texto sin definir ni generar nuevas zonas de baño, áreas de disfrute del litoral, solariums o piscinas naturales novedosas, ni más equipamientos de economía azul. Se ha renunciado a que el reglamento sea un mecanismo de generación de más actividades acuáticas, náuticas, turísticas, de actividades de temporada… Se desaprovecha el enorme potencial de nuestro recurso natural de las playas y el litoral para que sean nuevas oportunidades para la ciudad; para actividades deportivas nuevas, con nuevos puntos varaderos, por ejemplo, o actividades publicitarias novedosas, poniendo alfombra roja para que nuestro litoral sea un gran plató natural en el que todo sean facilidades para producciones de cine, televisión o spots publicitarios. Por ponerles otro ejemplo, no se menciona ni una sola vez la actividad musical en el litoral, certificación definitiva de que Ruta Playa Viva terminó de morir del todo con este gobierno.  

En definitiva, tres años y cuatro meses para disponer una ordenanza de playas que debería proyectar el futuro de nuestro litoral y ser un instrumento eficaz de mejora de nuestras playas y paseos, pero es del todo decepcionante. Y no será porque no hay problemas que solventar. Pensemos solo que justo en este momento que se presenta este texto El Confital lleva tres años cerrado al baño por contaminación de sus aguas, sin que se tenga ni la más mínima idea del foco de origen de la contaminación; el balneario de La Puntilla lleva cerrado al público más de dos años; por impagos de suministro eléctrico, el balneario del Cristina lleva cerrado varios meses o la megafonía de Las Canteras no puede funcionar; en La Laja no se dispone ni de baño, ni de balneario, ni tan siquiera de iluminación; Las Alcaravaneras necesita un giro completo en sus servicios y mantenimiento; el cuidado de los paseos, sus elementos y mobiliario, o el estado de degradación del entono del Auditorio, o la barandilla del paseo hacia El Atlante, producen vergüenza al verlos; el murete de la Avenida Marítima se cae a trozos tras cuatro años anunciando su sustitución o el Juguete del Viento de Manrique en la lamentablemente mantenida Plaza de La Puntilla lleva 4 años desaparecido. Si esto es en el día a día, ¿cómo esperar que quien debe corregirlo proyecte certeramente el futuro de nuestro litoral?

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