Las aves fueron las grandes beneficiadas de que no se usará la playa durante las 7 semanas de confinamiento. Zarapitos, correlimos, vuelvepiedras, chorlitejos, etc, aumentaron el número y ganaron en tranquilidad mientras se alimentaban en las rocas y orillas.
Muchas mañanas solitarias solo se oía el canto de las aves mezclado con el rumor de las olas
En este tiempo “confinado” llegaron las primeras parejas de garajaos o charranes que se entretuvieron pescando en una playa desierta. Las gaviotas patiamarillas y las palomas mantuvieron su habitual rifirrafe.
En estas semanas primaverales las garcetas y garzas grises se marcharon al norte de África o a Europa para reproducirse (están siempre de paso entre migraciones).
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