Nuestra “joya de la corona” tiene un lado muy triste; es la cantidad de personas que cada noche buscan su cobijo para dormir. Personas que no tienen nada, desarraigados de una sociedad enfermiza que no les encuentra una solución digna a su desdichada realidad.
Bajo las luces de los hoteles; ell@s se protegen de la húmeda noche entre cartones, bajo las barcas varadas, o en los recovecos de las casetas de las hamacas. Cualquier lugar sirve para poder descansar, para soñar con una salida que pueda aliviar su desgraciada situación.
Cada mañana, temprano, empiezan a salir de sus moradas, muchísimas veces “invitados” por la policía de playa, que sabe que su primera misión diaria es despejar la zona “turística” de las fotos feas.
Desde La Cicer a La Puntilla, incluyendo la zona de Los Nidillos y en la playa de El Confital hay hombres y mujeres que duermen con las estrellas como cielo porque no tienen donde “caerse muerto”. 25-30 personas cada noche, y la cifra solo hace crecer.
Algun@s llevan acampados meses delante de nuestros ojos, no soluciona nada que miremos para otro lado, que los evitemos.
Necesitan ayuda. Sobran tantas cosas, las instituciones locales se gastan tanto dinero en cosas inútiles, en sueldos exagerados.