Foto portada: 1964. Frente al Restaurante Arroyo en La Puntilla, con Paco Gómez, su madre Maria y Juan.
Este 2014 se cumplieron 50 años de la primera visita de Gaby a la playa de Las Canteras, a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Aquella visita a Las Canteras junto a sus padres Anton (Antonio) y María Gartner cuando tenia 17 años le marco el resto de su vida. Aquí empezó un romance con nuestra playa, con su arena, con su brisa, con su agua, con sus gentes, un amor sin fin que ya dura más de medio siglo.
Aquí hizo multitud de amigos, y aquí se enamoró.
«Llegue por primera vez en el año 1964. Mis padres y yo queríamos escapar de la rutina de cada día. Aprovechar la buena temperatura y relajarnos en la playa, lejos del frío de Alemania”
Lo que más me gustaba era estar en la playa de Las Canteras, cerca de La Puntilla, y tener contactos con la gente que vivía allí, que eran muy amables
1965. Su madre, el niño Juan Arroyo, ella, su padre Antonio, y su tío Oswaldo.
1965. Su padre con amigos.
“Mi vida en Las Palmas de Gran Canaria era maravillosa porque disfrutaba del sol y de la playa, conocía la ciudad y las costumbres de aquí”
Su padre asomado a la terraza del Hotel Los Bardinos.
Gaby con su hijo.
“Lo más importante fue conocer a familias que se hicieron buenos amigos. Intercambiamos experiencias culturales, sociales. Hoy en día tenemos un buena amistad”
Gaby con la familia Gómez.
“Cada día tengo añoranza de este sitio tan maravilloso. Cuando estoy en Alemania, cada día miro la página web www.miplayadelascanteras.com. Con ella tengo todas las informaciones e imágenes de mi querida playa”
“Soy una de las muchas –aficionadas- que dicen que suerte vivir aquí”
A sus 50 años de amor incondicional a nuestra playa, Gaby fue reconocida por la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a través de su Concejalía de Turismo. Allí le dieron las gracias por su fidelidad, y ella simplemente agradeció de una forma sencilla haberse sentido tan querida por las personas que ha conocido aquí.
Cada vez que Gaby deja la isla en su equipaje lleva gofio y medio kilo de arena canterana, y es que Gabriele Hofherr, vecina de Karlsruher Str. en Heidelberg, vence a la añoranza recreando su querida playa en cada rincón de su casa.