Bordeando la arenisca esmeralda de los mariscos, entre transparentes sarcófagos de dorado sol, los pequeños buscan su verdad en las ignotas lapas y en los escurridizos pececillos. El tiempo se ha detenido; sólo es presente; se está en una sola verdad y en un sólo pensamiento. Al margen de toda alineación, se vive un raro punto de equilibrio en la esquina de la ciudad.
En el otoño -el otoño meteorológico- la playa de Las Canteras es más azul, más luminosa.
El verano, el «veranillo de las nueces», se prolonga hasta diciembre, en una fase del año que es la más agradable de la hermosa playa de Las Palmas.
Ya en octubre los turistas superan a los bañistas locales. La playa pierde su característica veraniega, pero gana en tranquilidad y placidez. El sol y el azul del mar son permanentes y un rato en Las Canteras es el mayor aliciente que ofrece la capital.
Los niños lo saben, y en bajamar -cuando la playa se transforma en una gran piscina natural- disfrutan entre los arrecifes de la orilla, chapoteando en los charcos o margullando las pausadas aguas. Desde La Puntilla a La Cícer el áureo otoño de Las Canteras es una verdadera delicia, protagonista entre los atractivos de Las Palmas y natural lugar de expansión de la ciudad.
Las dos ciudades atlánticas colaboran en proyectos europeos de regeneración de espacios públicos litorales y comparten experiencias el turismo, deportes como el surf y movilidad sostenible
El cambio de denominación de la playa de Guanarteme a La Cícer no se debió a una decisión administrativa formal, sino que fue un proceso gradual, impulsado por la presencia de la central eléctrica y su influencia en la identidad local
La cita en el muelle de Sanapú incluye visitas guiadas, paseos náuticos, exhibiciones y actividades para toda la familia, junto a la oferta de los principales actores del sector marino-marítimo y náutico en Canarias