“Necesito el mar porque me enseña.”. Pablo Neruda

El Gobierno de Canarias declara la alerta por fenómenos costeros a partir de las 22.00 h. de este jueves: la previsión meteorológica apunta a mal estado del mar con oleaje de mar combinada de cuatro a seis metros de altura.

El Instituto Español de Oceanografía (IEO) confirma la presencia en Canarias de fósiles de megalodón, el tiburón más grande que ha existido

Llegaban a medir 20 metros y pesar 100 toneladas

Científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) encuentran en Canarias fósiles de megalodón, el tiburón más grande que ha existido

El yacimiento fue descubierto en el Banco de la Concepción a 1.000 metros de profundidad por el buque oceanográfico del IEO Ángeles Alvariño

Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) han descubierto en aguas canarias y a más de 1.000 metros de profundidad un importante yacimiento submarino de fósiles, en el cual se han encontrado dientes de megalodón, el tiburón más grande y mayor depredador marino que ha existido en el planeta.

Además de los fósiles de megalodon, que pertenecen a ejemplares de la especie Otodus (megaselachus) megalodón, se encontraron restos fosilizados de otros tiburones extintos, fragmentos del cráneo y costilla de un sirénido (mamíferos marinos del tipo manatí, dugongo o vaca marina), así como huesos fosilizados de ballenas. Aunque el hallazgo de los fósiles se produjo en octubre de 2012, su identificación precisa fue realizada recientemente en el Centro Oceanográfico de Canarias del IEO por los científicos Pedro J. Pascual Alayón, biólogo marino del IEO, y Franco Cigala Fulgosi, profesor de paleontología y paleoecología de la Universidad de Parma (Italia).

El yacimiento paleotológico submarino fue descubierto a más de 1.000 metros de profundidad al pie de la montaña submarina conocida como Banco de Concepción, situada al norte de isla de La Graciosa. Según el biólogo marino Pedro J. Pascual, se trata de un acontecimiento de gran relevancia científica, ya que aporta información novedosa que permite esbozar el paisaje marino existente en las Islas Canarias cuando éstas empezaban a nacer del lecho oceánico (durante el Mioceno, entre 23 y 5 millones de años atrás).

Se demuestra así que en esa época vivió, cazó y se reprodujo en estas aguas el mayor depredador marino de todos los tiempos: el Otodus (Megaselachus) megalodon, llamado normalmente megalodón y que alcanzaba un tamaño de hasta 20 metros de largo y 100 toneladas de peso. Este tiburón, hoy fósil, vivió aproximadamente desde hace 20 millones de años (en el Mioceno) hasta hace tan solo 2 millones de años (Plioceno). Por el tipo de dientes que poseía sabemos que se alimentaba de grandes presas, como ballenas, delfines, focas u otros mamíferos marinos; también grandes peces y tortugas eran parte de su dieta. Fue una especie cosmopolita, presente en todos los océanos, y un gran migrador. Las pruebas del registro fósil demuestran que los ejemplares pequeños eran más frecuentes en las zonas costeras y los grandes en aguas abiertas y alejadas de la costa. Esto parece estar relacionado con que determinadas zonas costeras o islas con abundante alimento fueran elegidas como zonas de reproducción y cría por estas enormes especies, muy necesitadas de grandes cantidades de alimento para su desarrollo.

Según Pascual, “la presencia de este super-depredador, así como de las otras especies de tiburones, representantes genuinos de los niveles superiores en las redes tróficas marinas, demuestra la existencia de enormes cantidades de comida como ballenas, focas, sirénidos o bancos de peces en aguas canarias en aquel momento de la historia de la Tierra”.

En cuanto a la existencia de Sirénidos (manatí o vaca marina), nunca había sido antes registrada en Canarias, por lo que su hallazgo aporta una información muy valiosa sobre el ecosistema y tipo de clima existente durante el inicio de la formación del archipiélago canario.

Cabe señalar que el hallazgo se produjo durante la campaña de investigación marina (INCOECO 1012), realizada por el buque oceanográfico del Instituto Español de Oceanografía (IEO) Ángeles Alvariño, en el contexto de su participación del en el proyecto LIFE+INDEMARES Inventario y designación de la Red Natura 2000 en áreas marinas del Estado Español, que es liderado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).

Las piezas descubiertas e identificadas fueron

15 piezas dentarias fósiles del tiburón: Otodus (Megaselachus) megalodon (Agassiz, 1835), tiburón gigante de hasta 20 metros de largo y el mayor depredador marino que jamás haya existido en la Tierra.

1 pieza de diente fósil de la especie: Paratodus benedeni (Le Hon, 1871), especie de tiburón considerada como un gran depredador de aguas abiertas u oceánicas.

1 pieza de diente fósil de la especie: Cosmopolitodus hastalis (Agassiz, 1843), considerado el tiburón antecesor del gran tiburón blanco actual. Esta especie tuvo un extraordinario éxito ecológico en su época y sus dientes fosilizados son encontrados en numerosos lugares del mundo, considerándose que fue una especie cosmopolita y reconociéndose en su nombre científico dicho carácter.

2 piezas de dientes fósiles de la especie: Hemipristis serra (Agassiz, 1835), tiburón parecido al cazón dientuso actual algo más grande y cuya especie coetánea (Hemipristis elongatus) actualmente sólo se encuentra en el océano índico y pacífico del oeste incluido el mar rojo. Se han encontrado marcas de sus dientes en restos fósiles del manatí Metaxytherium, lo cual hace pensar a los investigadores que este tiburón estaba especializado en cazar sirénidos.

2 piezas de dientes fósiles de la especie: Isurus retroflexus (Agassiz, 1843), especie de tiburón extinta de la familia de los Lámnidos, considerados grandes cazadores oceánicos como sus primos actuales los marrajos.

1 fragmento de cráneo (zona parietal) y otro de parte de una costilla de un sirénido, podría pertenecer a una especie del género Metaxytherium. Especie que ha sido encontrada muchas veces en estrados del Mioceno en el Mediterráneo.

1 pieza fósil de un periótico (complejo timpánico) de odontoceto. 3 piezas de huesos de ballenas.
2 piezas de vértebras de mamífero marino.

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