Francisco (nombre ficticio utilizado para preservar su intimidad) caminaba con la ropa mojada, -la camisa desabrochada a la altura del pecho y apretando contra su cintura el pantalón chorreando que colgaba hasta sus tobillos-, cuando fue visto por un policía que salía de hacer su turno en la sala de emergencias de la Comisaría Central de Las Palmas. No podía creer que frente a su coche, que conducía en dirección al barrio de Guanarteme, estuviese cruzando el hombre al que llevaban buscando toda la madrugada. El agente paró su vechículo en un lado de la carretera y pudo comprobar que su aspecto físico se ajustaba a la descripicón del desaparecido. Rápidamente lo perdió de vista puesto que el individuo se metió corriendo en las naves abandonadas que hay al lado de la carretera, en la zona de El Rincón.