“Quieeero rayos de sol tumbado en la arena y ver como se pone mi pieeel dorada y morena, mamita loca, cosita lindaaa, cuando caminas me vuelves loca, quiero comerte poquito a poco…”
¿Qué tendrá el sol que nos vuelve loquito?
Pues tres razones muy sencillas a las cuales biólogos, psicólogos y sociólogos le han dedicado muchas horas de estudio (¡ojo! que no le quiero quitar merito a nadie) ¿Y qué cosita es? luz solar + días largos + ejercicio= endorfinas. Y es que la fórmula es mágica. Vuelve el calor y nos entra unas ganas de “tirarnos pa´las Canteras”, caminar descalzos por la arena, de “charlar” con los conocidos ¿y porqué no? de abrir el círculo de amistades. Se nos dispara el deseo, aumenta nuestros apetitos….maaamita loca, quiero comerte poquito a poco…
¿Pero será cierto qué nos influye tanto el sol en nuestro ánimo?
Pensemos un poco…otoño, días cortos y oscuros, el colegio de l@s niñ@s, sales del trabajo y ya es de noche, más frío, ya no nos apetece la calle, hacemos “silloning”, la Navidad, estar con la familia en las fiestas, los regalos, las rebajas….y vuelta a casa para no gastar…Por eso cada cosa tiene su tiempo: meses de frío, aumenta la pereza, la nostalgia, nos “interiorizamos” y durante los meses calidos aumenta nuestros sentidos con sensaciones y olores…Así que deja ya de leer, coge “las cholas” y sal a nuestra maravillosa playita cual Eva María con su maleta de piel y su bikini de rayas…canten todos conmigo…
Yenny Rivero.
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