En este juego había que tener mucha maña y fuerza a la vez. No siempre ganaba el más fuerte, muchas veces el menos musculoso con un jeitillo a tiempo ganaba el “combate”: a ver si me explico bien.
Solo dos participantes y tenían que ser los dos diestros o zurdos. Claro que también podían ser ambidiestros. La cuestión era que tenia que ser mano derecha contra mano derecha o izquierda contra izquierda.
Se trazaba una raya en la arena y cada uno ponía un pié a unos centímetros de la marca. Se daban la mano y a la voz de” a la una a las dos y a las tres” cada uno tiraba del rival. El pié colocado cerca de la raya era obligado no moverlo. El otro pié se podía mover libremente pues era el que servia de punto de apoyo para no perder el equilibrio. Con frecuencia se aprovechaba el empuje del contrario para hacerle el vacío y descolocarlo.
Texto y dibujo: Vicente García Rodríguez
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