El propósito de confundir se ha instalado en casi cualquier foro de debate .
En el debate sobre el derecho a la presencia de perros en el paseo de Las Canteras, también se intenta confundir no llamando a las cosas por su nombre. Si llamamos a las cosas por su nombre, la pretensión de poder PASEAR con mascotas por el Paseo de Las Canteras, es en realidad la pretensión de que las mascotas MEEN Y CAGUEN en el Paseo de Las Canteras. Yo personalmente a esto me niego en rotundo. En mi casa yo cago y meo en el baño, y no en el cuarto de estar. El cuarto de estar de la Ciudad de Las Palmas es Las Canteras, donde cagar y mear (seas mascota o persona) debiera estar firmemente prohibido.
Creo que en una parte del paseo puede ser posible el paseo de mascotas. Eso sí, siempre y cuando el animal vaya atado, no moleste al resto de ususarios y caminantes, y por supuesto no cague ni mee en barandillas, farolas, portales de viviendas, papeleras, bancos y un largo etcetera.
Este Domingo un periodista del periódico La Provincia escribe al respecto, incidiendo nuevamente en la confusión. Habla de que el argumento más repetido en la negativa a la autorización de pasear con mascotas se fundamenta en que la presencia de perros en el paseo va a acabar con el Turismo. Sinceramente no se de donde ha sacado esta afirmación, pero no es ese el fondo de la cuestión. El fondo sobre el debate de la autorización a pasear con mascotas está en el establecimiento de garantías higiénico-sanitarias, garantías de las que los dueños de las mascotas se niegan a querer hablar.
Dice el periodista que en Londres o en Paris, perros y mascotas circulan por donde quieren. Al menos en las áreas de Londres y Paris que yo conozco, esto no es generalizadamente así. Es verdad que en ambas ciudades se es permisivo con las mascotas, pero estas no pueden circular según el capricho de sus dueños y además estan muy reguladas las disposiciones que afectan a todo lo relacionado con su posesión. Esto último es particularmente incidente en Londres.
A mi me encanta observar y valorar lo que hacen en otras culturas. En Amsterdam puedes entrar con tu perro en un restaurante si así lo deseas. Esto hace es posible gracias a la educación de la que tanto el dueño como la mascota hacen gala. Sobre este punto yo diría que estamos a años luz de esta cultura. Si queremos importar costumbres de otros países, hagamoslo al completo, y no solo la parte que nos conviene.
Saludos, Eduardo.
(Hemeroteca)