Vayan estas sencillas líneas como reconocimiento a la socorrista que el sábado día 2 de agosto cubrió sola el puesto de vigilancia de la Peña la Vieja entre las 3 y 4 de la tarde.
Marea llena, algo de mar de fondo, y la orilla llena de chiquillos de remojo, ella nerviosa miraba, vigilaba, intentaba controlar a todo aquel que se metía en el agua, momentos de oleaje en la orilla. Se le veía inquieta, llego a corre hasta Punta Brava para advertirles a unos niños bugueros que tuvieran cuidado con las olas que rebotaban fuerte en el muro. Bandera Roja en el mástil. Prohibido bañarse, advierte la megafonía. Si esta prohibido porque no sacan la gente del agua ¡¡¡. Una incongruencia más de esta playa. Respiro cuando llego el relevo.
Un simple socorrista para, y con esas condiciones de la mar, cubrir más de 800 metros de una de las partes de la playa más delicada. En cambio en la parte tranquila 5 o 6 ó no se cuantos socorristas “viven” relajados el pasar del día. Menos mal que la playa es noble, con una o más emergencias est@ sol@ socorrista, sin medios, se las vería negra para salvar a los afectados. Seguimos haciendo las cosas mal. Los responsables de organizar el servicio en esta playa siguen sin hacer las cosas bien. No saben, viven en despachos ajenos a está playa.
Bien por la socorrista, se le veía tensa, preocupada, con intensidad. La ocasión lo requería. Me gusto su actitud a lo “Gary Cooper”.
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