El episodio bíblico de la multiplicación de los panes y los peces nada tiene que ver con esto, aunque puede que esté en el subconsciente de estos generosos playeros: el “panadero” y demás. En cierto modo, ¿no?, Las Canteras es sagrada para los grancanarios como el Ganges para los hindúes.
Hablamos, claro, de los panes que algunos ciudadanos les tiran a los peces de El Peñón, cebándolos como si fuesen animales para el sacrificio en el matadero de Tinoca.
Estos peces, que recuerdan las carpas “pirañas” del madrileño estanque de El Retiro, están alimentándose de forma indebida, no natural. Y se cree que ello pueda tener relación con las extrañas mordeduras a una o dos personas en Playa Chica-Muro Marrero acaecidas tiempo atrás.
A pesar de las advertencias de distintos sectores preocupados por el cuidado de la playa (esta web, por ejemplo), las personas implicadas en esta sobrealimentación y dieta atlántica de pan duro o no se enteran o no se quieren enterar, ye ye.
A todas estas, por cierto, no sabemos qué piensan en el Ayuntamiento del asunto. Alguien tendría que pronunciarse al respecto, digo yo.
Por otra parte, qué duda cabe que es también un espectáculo que atrae a mayores y, sobre todo, a niños: los caminantes de la orilla detienen allí su paso y los recién casados, alojados en los hoteles del Paseo, se hacen la foto del día después.
Sin embargo, ver tantos peces como pirañas rollizas me da un pelín de grima, la verdad.
Luis del Río García.
En el Peñón, a 25 de noviembre de 2007