La travesía del Río que separa la isla de Lanzarote de la Graciosa en el archipiélago chinijo, celebrada el 29 de septiembre, fue un acontecimiento singular por la nutrida representación de nadadores de todas las islas y del extranjero. Por ello ha sido calificada de prueba internacional. Ya los redactores de prensa dieron en su momento suficiente información al respecto.
Yo sólo quiero recordar que la realización de esta travesía supone un considerable esfuerzo de trabajo y entrega por parte de todas las personas e instituciones encargadas de llevarla a cabo. Pero gracias también a la ilusión, el comportamiento y actitudes de todos los nadadores, cada año se consigue que la prueba se afiance y consolide. Nuestros jóvenes valores en natación y los veteranos con nuestro sacrificio y entrenamiento en esta disciplina deportiva estamos institucionalizando un evento con repercusión allende nuestro archipiélago, que lo hace más conocido a nivel turístico, cultural, económico y social.
Al día siguiente de la realización de esta prueba unos pocos nadadores, nos dirigimos en water-taxi hasta la isla de Alegranza, la más alejada hacia el norte de las islas que configuran este soberbio y singular archipiélago.
Antes de llegar a la playa existente en la zona al este de la isla, visitamos a nado –pues no puede ser de ninguna otra manera- el jameo existente en la isla. Es un misterio de la naturaleza, que exista otra playa dentro de la larga y angosta cueva, que solo se alcanza nadando. Pero antes de llegar a ella los rayos temblorosos del sol penetran a través del cráter abierto al cielo. Un poco antes de llegar al lugar descubierto y soleado, la cueva se estrecha considerablemente, lo que deja solo un espacio angosto en el que solo cabe un hombre nadando. Esto hizo que llegáramos hasta el fondo de la misma, haciendo un nado en fila india. El misterio del entorno, el rugido de las aguas oscuras batiendo los costados de sus paredes rocosas y el respeto por la naturaleza virgen que íbamos descubriendo, nos hacía nadar en silencio, como temiendo despertar a algún fenómeno extraño de la naturaleza ante la temeridad de invadir este santuario recóndito del mar, sólo habitado por peces, gaviotas e infinitos seres microscópicos.
Tras arribar, a nuestra salida del jameo, a la cercana playa de arena negra, nos dimos otro baño con la intención de contemplar los fondos marinos de la isla. Pacíficos cardúmenes de peces avistamos cerca de nuestros cuerpos. El silencio del entorno era tan abrumador que nos parecía irreal que estuviéramos en un entorno terrenal.
Tanta quietud, tanta lejanía de cualquier ruido o sitio habitado por seres humanos, nos hacía pensar que bien pudiéramos estar en cualquier isla remota del Atlántico o del Pacífico.
En resumen, esta isla es un lugar no habitado, que produce al que desembarca en su playa sin varadero -se ha de saltar al agua- una sensación de que pisa una tierra conquistada, apta para meditar, reflexionar, pensar en lo inmenso que es el mar, en su poder de configurar nuestras costas y, como consecuencia directa de ello, en la incapacidad del ser humano para intentar modificarlo sin destruirlo.
Su recuerdo aún perdura en mi mente, pero el crudo silencio y la patética soledad de la isla nos embargó de emociones. En el trayecto hacia la isla, contemplamos de cerca y de paso Montaña Clara, isla inaccesible por su configuración geográfica y junto a ésta el diminuto Roque del Oeste. Al regreso de Alegranza, de camino hacia la Graciosa y mucho más apartada de estas cuatro islas, queda retirado el Roque del Este, ya en dirección hacia las aguas de África.
Finalmente, el pasado domingo, 28 de octubre, tuvo lugar la IX Travesía a Nado de la Playa de Las Canteras que organizó el Real Club Victoria, prueba conocida como “Larga Distancia”. Debido a las inclemencias e inestabilidad de la mañana, el punto de salida no fue la zona del Auditorio, como estaba programado, sino las inmediaciones de Punta Brava entre la Peña La Vieja y la Cicer. Participó en la misma el campeón mundial de larga distancia David Meca.
Fue un honor para todos los nadadores y aficionados a este deporte minoritario la invitación que las autoridades de esta disciplina deportiva hicieron al mejor nadador de todos los tiempos en aguas abiertas.
Su entrega, tesón, disciplina y esfuerzo en este deporte se hace patente desde el momento en que se lanza al mar. Con gran entusiasmo y sencillez respondió a cuantas preguntas le formularon los medios de comunicación. Es un verdadero placer verlo nadar. Yo personalmente, el más veterano de la prueba, disfruté de lo lindo al ver cómo se alzaba con el triunfo con tanta facilidad. El segundo clasificado, el gran canario Alberto Jorge, subcampeón, puso el listón muy alto, al llegar a la meta en segunda posición tras la estela del campeón. Ciro Gutiérrez, que venía muy fuerte, se alzaría con el tercer puesto.
Toda esta festividad deportiva se vio algo empañada por la desapacible otoñal mañana. Cinco fueron los elementos que se conjuraron para hacernos la travesía más difícil: el frío, el viento, la llovizna, el oleaje y la corriente. Tuvimos que batallar para vencer la resistencia de tantos elementos adversos juntos. Esto hizo que la prueba fuera más gloriosa, más grande.
Enhorabuena a todos los participantes, personal de seguridad y socorrismo, autoridades institucionales y deportivas y al público asistente que a orillas de la playa esperaba nuestra llegada.
Con palabras tomadas de mi estimada amiga Gloria Lemes, quiero terminar este artículo: “La nave del poeta no tiene desalientos, soporta las tormentas con rígida actitud, en la que firme esconde sus sentimientos y espera en cualquier playa, que vuelva la quietud”.
Las Palmas de Gran Canaria, a 31 de octubre de 2007.
Juan Manuel Bautista
Ayúdanos a seguir informando día a día sobre nuestra playa: dona