Miércoles de ambiente tranquilo y agradable: nubosidad variable. Mareas cortas. Más datos y observaciones 

Un pequeño temblor se sintió este martes en Las Canteras. La causa fue un terremoto en el entorno de Gáldar, ocurrido alrededor de las 7:30 de la tarde

Crónica de un incendio anunciado

Se veía venir. Cuando en una isla con una naturaleza tan frágil como esta no se ponen todos los medios y el empeño para mantenerla y preservarla. ocurre lo que ha ocurrido. Un auténtico drama en el que se han puesto en peligro vidas humanas, se ha destruido propiedades y se ha desencadenado una de las catástrofes medioambientales más graves de Gran Canaria.

Cuando se cultiva la política de la tacañería presupuestaria y se envía a cuidar el monte a personas que no tienen capacidad mental ni preparación, ni cualificación para ese cometido; cuando se utilizan los contratos de empleos precarios y no se ofrecen alicientes a trabajadores, sino que tienen sobre si la espada de Damocles del despido y la inseguridad laboral; cuando se buscan enfrentamientos con los profesionales que luchan contra los incendios que se quejan de faltas de medios, que reclaman mejor preparación y reciclaje, ocurre lo que ocurre.

Cuando en vez de incrementar el personal para que vigile intensamente, para que limpie el monte, para que controle las idas y venidas de campistas y visitantes, se despide a gente y disminuyen los efectivos, ocurre lo que ocurre.

Si no se hace una política preventiva limpiando la pinocha, las piñas, las hierbas y malezas de los caminos forestales y las carreteras que atraviesan la isla; si aprovechando que ahora tenemos aguas depuradas que no se utilizan lo suficiente y se tira en el mar, no se construyen estanques, tuberías, canales para que en primera instancia, el agua esté cerca de los bosques y sea empleada por los servicios contra incendios; si no se construyen cortafuegos para aislar las masas boscosas y evitar que se propaguen las llamas; si no utilizamos todos los medios modernos a nuestro alcance para detectar incendios, si no construimos todas las torres de vigilancia necesarias, con los medios de comunicación adecuados para dar aviso al menor indicio de fuego y no las tenemos activas las 24 horas del día, no nos extrañen que ocurran hechos tan lamentables como el del incendio que ha arrasado buena parte de la zona de pinares de la isla de Gran Canaria. Si se le ponen restricciones a los campesinos para que quemen rastrojos de forma controlada; para que limpien el follaje y la maleza que se amontona en los montes y en sus fincas, estamos contribuyendo a que el peligro de incendio aumente.

Todo esto lo hemos detectado y comentado infinidad de veces los pertenecientes a nuestro grupo de senderistas que durante muchos años hemos disfrutado caminando a la sombra de esos bosques; escuchando el gorjeo de los pájaros, sintiendo la brisa fresca y la música que produce el ramaje; contemplando los fantásticos y recónditos paisajes de una isla tan singular como esta.

Ahora deambularemos tristemente y desolados por medio de los pinos calcinados; de las cenizas de las jaras, de los tajinastes, de las vinagreras, de los gamones… Y todo estará en silencio, como en un cementerio, sin tamborileo de los pájaros carpinteros, sin el concierto de las avecillas canoras; sin la misteriosa presencia del pinzón azul que habrá huido despavorido o habrá muerto asfixiado, sin la compañía de las perdices, o de las tórtola comunes que de vez en cuando salían espantadas delante de nosotros. Y así por un largo tiempo. Ante tanta desgracia, tenemos la suerte de que el pinar, el pino canario, se recuperará y dentro de dos o tres años, habrá brotado de nuevo. Tenemos la suerte de que la semilla del soto bosque andará dispersa por ahí a la espera de unas gotas de agua para surgir de nuevo. Pero. ¿recuperaremos nosotros de nuevo el sentido y el raciocinio para que hechos como este no vuelvan a ocurrir?.

Ahora hablarán los políticos, hablaran los científicos, hablarán quienes tienen mucho que callar. Se buscarán culpables y se tratará de encontrar remedios. Pero ya no será todo igual.

José M. Balbuena Castellano.

jmbalcas@telefonica.net

-Periodista y escritor.

Las Palmas de Gran Canaria

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