Querido abstencionista:
Puesto que yo también me he abstenido en alguna ocasión, me permito dirigirme a ti de “tú a tú”, como buenos correligionarios.
Y me he animado a hacerlo por dos razones: porque no soy un político que está pidiendo tu voto, y porque ya han pasado las elecciones, lo que aleja cualquier sospecha de mi inocente intención.
No sé si tienes rostro o simplemente eres un número. Pero felicidades: ¡”Has ganado” las elecciones! Desde ahora, aunque no gobiernes, tienes parte importante en la responsabilidad de lo que pase: esa parte de la no participación ni compromiso. (Lo siento, pero no podrás echarles la culpa de todo a los demás).
La pregunta que ronda mi cabeza insistentemente desde el 27 de mayo por la noche en que se dieron a conocer los resultados es “¿Por qué no fuiste a votar?” Más incluso que la de “¿Quién nos va a gobernar?”
Y aunque ahora los políticos, entregados al reparto de la tarta del poder, ya ni se acuerden de ti, yo no dejo de hacerme esa misma pregunta: “¿Por qué no fuiste a votar?”
A lo mejor te pasa igual que a aquellos de la vieja trova cubana, que lo mismo les daba “Ford que Chevrolet”. O que te parece antinatural ir al colegio en domingo. O que sufriste como una especie de mal de Stendhal ante la “sopa de letras” de partidos y coaliciones. O que te viniste a la playa y punto. O acaso la llamada general al voto de los candidatos en campaña te suena a petición interesada. Si te sirve de consuelo, a mí también me parece un pelín interesada; pero eso no cambia lo verdaderamente importante: la conveniencia de votar todos para mantener fuerte este sistema político de libertades que disfrutamos (el de la abstención, incluido).
El Gobierno sin ti no será igual, créeme. Pues, a mi entender, no es lo mismo una participación del 66’73% que del 90’00%, por ejemplo. Si ese más de medio millón de canarios y canarias abstencionistas hubiese votado, ¡qué responsabilidad y compromiso no habrían sentido los candidatos en estos momentos!
Como conciudadano o paisano tuyo que soy, te invito a participar no sólo con el voto cada cuatro años sino con tu granito de arena día a día, en la playa y en todas partes. La sociedad nos necesita. La sociedad somos tú y yo. Nos necesitamos mutuamente.
Tienes que participar, colega. Perdona que te lo diga así de claro.
¡Ánimo! ¡Cree en ti! ¡Sal a flote!
Y si eres playero, cuida la playa. ¿Verdad, don Tino?
Luis del Río García
En El Charcón, a 10 de junio de 2007
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