Por su sorprendente estado de abandono (como pecios en el fondo del mar), ahora fijaremos nuestra mirada en tres grupos escultóricos: las aves canario-baleares, los nadadores de Panadero y la escultura doble del balneario. Las tres situadas en puntos muy señalados del paseo. ¡Y sin placa conmemorativa que las reconozca o identifique!
Hace ya unos cuantos años, jóvenes artistas de Canarias y de Baleares se propusieron el noble propósito de acercar con su arte ambos archipiélagos, el mediterráneo y el atlántico. El buen resultado de aquello: cuatro aves imaginarias, símbolos del vuelo entre las islas, posadas sobre sendas columnas en el paseo al final de la porteñísima calle Luis Morote, no lejos de Muro Marrero. Unos seres de madera alados con manoplas cubistas, picassianas, que miran y se orientan a cualquier punto, parte humanoides, parte avechuchos, parte avionetas de aeroclub, y que sueñan una lejana cercanía. Pues bien, la madera prima de tales esculturas se carcome, naturalmente, por la intemperie marina sin que nadie ni nada le ponga remedio. ¿Es que no se pueden restaurar y conservar?
A la altura del remozado Hotel Sansofé, uno puede tropezarse con, acaso, el bulto más aparatoso que en medio de todo el paseo (a lo largo de los tres kilómetros) haya y creer que se trata de algún servicio playero. Es un sólido cuadrado oxidado sobre el que, si uno se fija, sobresalen unas bellas figuritas de nadadores. Estamos ante los nadadores de Panadero. También la erosión ha posado allí su mano.
De la figura geminada en hierro forjado, ya herrumbriento también, que debería presidir, si estuviese en buen estado, la encrucijada de caminos que desembocan en el balneario, no puedo decir nada, más que carece también de placa identificativa, de que parece la representación de un objeto y su sombra orientado a la puesta de sol en el horizonte marino, no sé. ¡Ojalá alguien nos lo aclarara!
Estas tres esculturas de las que hablamos tienen en común el ser, hoy por hoy, prácticamente invisibles a los ojos de los distraídos paseantes.
Por contra, las esculturas playeras que más gozan de atenciones de todo tipo -merecidamente por cierto-, son las asombrosas figuras de arena del gran Etual Ojeda, que dan la vuelta al mundo. Tal vez por su naturaleza efímera, que no nos obliga a todos al esfuerzo de conservarlas en el tiempo inmortal.
Luis del Río García
En el balneario, a 17 de abril de 2007
Ayúdanos a seguir informando día a día sobre nuestra playa: dona
Comentario
Justo Aguiar:
Curioso, solo quería saber quien o quienes son los artistas que hicieron las magníficas esculturas que instaladas sobre columnas, donde la magnífica calle de Luis Morote se encuentra con el paseo de LasCanteras. Es imposible, antes siempre encuentras absurdas protestas sobre el estado de la avenida, del mal mantenimiento, etc.¡ Cuando vamos a aprender a disfrutar de lo que tenemos sin la protesta permanente?