De nuevo los colegas nadadores me han ocupado para hacer otra caminata por los interiores de nuestra isla de Gran Canaria. La marcha que hicimos ésta vez, la cual detallo más adelante, los dejó de nuevo admirados de los bellos rincones y paisajes que nos ofrece nuestra isla de Tamarán. No es para menos, pues a mi que los pateo con frecuencia me siguen produciendo admiración los profundos barrancos, el murmullo del silencio en los pinares, la serenidad que nos transmite el bosque…creo que a mis apreciados amigos nadadores les ha enganchado la magia de la montaña y van a seguir demandando más caminatas. Yo, que quiere que les diga, mientras el cuerpo aguante aquí estoy para lo que se ofrezca . A mandar.
Partiendo de la Degollada de la Cruz Grande, hay que seguir por una pista de tierra que conduce hasta el Parque Natural de Pilancones. Siguiendo por ella, hay un cartel que indica que estamos en La Plata y más adelante a unos 1.300 metros, veremos otro cartel que nos indica la entrada al Parque Natural de Pilancones. Poco después se llega a la Degollado del Dinero. En este punto abandonamos la pista y se toma un sendero que va descendiendo en pequeñas curvas hasta llegar a un cruce de caminos. El de la izquierda nos llevaría de nuevo a la pista forestal y cercanías del Pino gigante de Pilancones, pero en la ruta que hemos escogido hay que seguir el camino de frente y después de un suave ascenso se llega a la Degollada de Cho Benito. Desde este punto podemos recrear la vista con la cuenca de Chira. El camino discurre en parte por la cresta que separa la cuenca de Pilancones de la de Chira permitiéndonos contemplar hermosas perspectivas de las dos. Después de esta subida, el camino nos lleva si caminamos, por cómodos andenes a la Degollada de Pedro Abad. Un poco más adelante encontramos otro cruce y debemos seguir el camino de frente. Desde aquí podemos admirar una nueva vista del Parque Natural de Pilancones. Siguiendo el camino dejamos a nuestra izquierda el Morro de la Yervahuerto y luego de un pequeño descenso llegamos a una pista de tierra. Se sigue un poca por ella y bajando a la derecha nos encontramos con un estanque del que parte una tubería que nos guía en cómodo descenso al muro de la Presa de Chira. Por suerte esta vez la hemos encontrado llena a rebosar y casi se podía tocar el agua alongándonos un poco. El espectáculo que nos ofrecía tamaña cantidad de agua reunida era digno de verse. En el transcurso de nuestra caminata, pudimos observar afluentes que se resistían a secarse e iban surtiendo a la presa. Estas escorrentías harán que la perdida natural de agua por evaporación o por posibles filtraciones no afecte demasiado, por lo pronto, a la capacidad del embalse. (Su capacidad es de 5.640.000 metros cúbicos, estando en estos primeros días de Marzo sobre 5.400.000). Esta presa es muy generosa, pues le regala agua a la presa de Soria situada en el barranco siguiente según se camina hacia el Norte. Las últimas precipitaciones han dejado a nuestra reseca isla muy bien servida del liquido y vital elemento, dando lugar a que las montañas, laderas y barrancos correspondan al regalo de las lluvias, mostrándonos una variedad de colores verdes que si observamos con atención podemos contar hasta seis o siete tonalidades diferentes; verde claro, verde oscuro, verde esmeralda, etc, no sigo…vayan a verlo si quieren. No te digo nada del regalo que nos hará la Primavera que está al caer. Será una explosión de colores. Las flores silvestres que tenían sus semillas en reposo, dormidas en los largos meses de sequía esperando estas abundantes lluvias, nos mostrarán su sencilla y multicolor belleza. Los montes, laderas, barrancos y recónditos rincones, se cubrirán con flores de incontables tonalidades…
Vicente García Rodriguez