En el I Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en la ciudad mejicana de Zacatecas el año 1996, el escritor colombiano Gabriel García Márquez lanzó su provocadora “botella al mar” pidiendo con buen humor la abolición de la ortografía.
La semana pasada –once años después- ha tenido lugar en su ciudad caribeña, Cartagena de Indias, el IV CILE, al que han asistido los Reyes de España y Bill Clinton, y donde se le ha homenajeado en medio del fervor general.
El Congreso, seguido no sólo por escritores, académicos de la lengua, políticos y gente de la cultura, sino también por un pueblo entusiasta, puso de relieve la importancia y el interés del castellano o español, que es el tercer idioma del mundo con sus cuatrocientos millones de hablantes y que goza de mucha salud debido, entre otras causas, a su buena ortografía.
Después de Zacatecas, Valladolid, Rosario y Cartagena de Indias, le toca el turno a Chile en 2010, ¿por qué no un CILE en Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, en las Islas Canarias? El entusiasmo popular estaría garantizado. Si tenemos en el auditorio festivales de música clásica, cine, jazz, ¿por qué no un congreso de la lengua?
Por estas islas, vocales del español atlántico, pasó Colón con sus carabelas portando la semilla de la que sería una de las lenguas universales. La playa de Las Canteras lo acogió. El canario es una de sus más ricas variedades con rasgos de lengua de España y América.
Lanzo mi botella al mar desde el monumento al Atlántico de Gallardo para que navegue en el océano y en la red, a ver si un día de reboso la corriente marina la trae hasta la arena de Las Canteras y las autoridades, las instituciones, las academias o las universidades, la recogen y leen el mensaje que lleva dentro:
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“VI CILE Islas Canarias”
Mientras tanto este verano esperaremos leyendo “Cien años de soledad” en la biblioteca de playa de Churruca o de la plazoleta del poeta Saulo Torón.
Luis del Río García
Monumento al Atlántico, a 1 de abril de 2007
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