¿Se la llevan o no se la llevan? Se nos echan encima las elecciones locales, se acerca el verano y la cascada de opiniones no termina.
Creo que si van a llevarse la arena, seca o mojada, a otra playa (a la misma parece que no gusta), debe de hacerse antes de que se estabilice el buen tiempo y la población coja la costumbre de tener el bañador y la toalla a mano para venir a darse un remojón todos los días; pues, si no, imagínense la incomodidad tanto para los currantes como para los bañistas.
Sucede que tampoco está clara la decisión final de qué se va a hacer, con lo que aumenta la incertidumbre y la preocupación de los playeros, que se están dedicando a buscar información sobre este tema en las hemerotecas, a revolver en los álbumes familiares para encontrar esas fotos antiguas donde se puede ver una playa diferente o, simplemente, a escribir ingenuos artículos como éste.
Recuerdo que de niño, cuando venía de Tenerife a pasar las vacaciones, saltar del paseo a la arena por la zona del entonces Hotel Cristina era todo un reto infantil. Ahora es como bajar un escalón.
Si no se hiciera nada, ¿llegaría la arena a cubrir el istmo algún lejano día?
El reloj de arena está llegando a su fin y queremos saber: “¿qué pasa con la arena?”
Luis del Río García
En La Puntilla, marzo de 2007