La sardina ardió en el mar bajo la luz expansiva de las palmeras artificiales y acompañada por las autoridades carnavaleras. Aunque el programa oficial hablaba de “Entierro de la Sardina”, ésta no fue enterrada en la tan traída y llevada arena de Las Canteras sino “devuelta” al mar. Acaba así otro buen carnaval.
Divertido, transgresor y teatrero, el cortejo fúnebre arrancó de Venegas y todos los caminos lo conducían a la playa (y no a Roma, precisamente). En medio del mogollón iban unos bomberos quemados laboralmente con más intención de bajarle los humos a la mandamás que de apagar el fuego de la sardina.
Las Canteras, una vez más, el centro lúdico y de ocio de Las Palmas de Gran Canaria: ¡el corazón de la ciudad! Según fuentes oficiales, unas 100.000 personas siguieron hasta la mismísima orilla a la sardina de los labios sensuales, con los que habría ligado mucho en Santa Catalina Park. La playa en esta mágica noche se llenó más que un día de verano. Los actos multitudinarios en Las Canteras están muy bien ya sean para un concierto, ya sean para un carnaval, ya sean para lo que sean; pero debemos tener presente siempre –aún piripis- el cuidado de esta joya singular que es la playa de Las Canteras y el respeto al descanso de los demás.
L.R.
En La Puntilla, a 24 de febrero de 2007
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