De Las Canteras, su playa,
del paseo sus delicias,
de las gentes las caricias
del entorno en que se haya.
Un furtivo pescador
en la barra hurta peces
desoyendo nuestras preces
que ahuyenten al pecador.
En la orilla los pequeños,
en la arena se revuelcan,
los mayores los contemplan
con nostalgia y risueños.
Los bañistas chapotean,
bracean los nadadores,
vigilan los oteadores,
buceadores que aletean.
La tarde va declinando,
se recuestan en el mar las brisas,
ya todos vamos a las prisas
pues el sol se va apagando.