Construcciones defensivas antiguas de la Bahía del Confital

La actividad de la zona, y lo vulnerable de la misma ante agresiones externas, así como la tranquilidad de las aguas, hizo necesario con el tiempo crear infraestructuras defensivas, para dar apoyo a los navíos que se amparaban al abrigo de la bahía. El ataque a la zona por parte de las huestes de Van der Does, hizo que las autoridades pensaran en ubicar en las cercanías algún baluarte o torre defensiva, que cubriera el arco, que escapaba al control de la fortalezas de las Isletas y de la torre de Santa Catalina.

De este modo, cuando comenzaron a reconstruirse la ciudad, los caminos y los edificios más notables, se puso en marcha también un plan para restaurar las fortalezas que ya existían, así como para levantar nuevas que sirvieran para defender las costas de la ciudad por las partes más vulnerables. Esto motivó la construcción del reducto de San Felipe, en la loma de Guanarteme, pues por esta zona como por la propia de Las Canteras, fue por donde el enemigo había entrado con el objeto de avanzar hacia Las Palmas. Lo que se perseguía era defender desde allí toda la zona de Las Canteras en la parte más al norte, para evitar que los enemigos pudieran acamparse y mantenerse en la playa. En el siglo XVIII se construyeron algunos fuertes más, uno que miraba hacia la bahía del Confital, conocido con el nombre del Cabrón y con el de batería del Buen Aire, y otro ubicado cerca de la punta oriental llamado de San Fernando. La batería del Buen Aire fue levantada a iniciativas del Capitán General don Andrés Bonito a fines de la primera mitad del siglo XVIII, quien con acuerdo de los ingenieros Riviere y La Fierre, idea su construcción para no dejar sin defensa al puerto del Confital, y en especial a los navíos que entraban en el interior de la barra a carenar, y a aquellos otros que llegaban de Tenerife. La de San Fernando se estableció en 1740, por orden de don Andrés Bonito, con el fin de oponer fuerzas al lugar donde se refugiaban los barcos desde el momento en que doblaban el Roquete de la Isleta.

La artillería con que contaba la batería del Buen Aire procedía del Reducto de San Felipe, que estuvo situado en Guanarteme. La ubicación de esta batería al parecer no era la mejor, y se propuso su traslado en repetidas ocasiones. Así en septiembre de 1839, el marqués de la Concordia, Presidente de la Junta Superior de Fortificación de Canarias, dirigió oficio al Señor Coronel Comandante de Ingenieros de la Provincia, D. Domingo Rancel, diciéndole que por haberse caído una muralla de la Batería del Buen Aire, y estar el resto próximo a su completa ruina, vistos los informes que opinaban la mala situación de aquel fuerte por “Que lo figante de sus fuegos no pueden defender el desembarcadero del Confital, así como que es inútil y perjudicial su reparación, ordena que se abandone y se recojan algunos efectos que puedan ser útiles…”

Se redactaron varios proyectos de reparación y reubicación de la Batería del Buen Aire. Ésta, con el desarrollo del Puerto de la Luz y el abandono de la Bahía del Confital como puerto, cayó en el olvido, arruinándose completamente. En 1944 aún quedaban algunos restos de la batería.

LIBRO BLANCO: Las Canteras y Bahía del Confital).

Cabildo Insular de Gran Canaria

Manuel Lobo Cabrera

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