Playa de Las Canteras, balcón de mi Gran Canaria,
mecida por suaves olas que besan la rubia arena
y que borraron las huellas de una niñez placentera…
Gaviotas cruzan los cielos, ávidas de grandeza,
suspendida en el aire que es tibio y todo lo besa.
Puestas de sol de oro y plata se reflejan en el mar,
y emergen una llama viva que entre espumas y salitre,
rocas, brisas y susurros…que sólo invitan a amar,
La transforma en un paisaje imposible de olvidar.
La Playa de Las Canteras, inicio de mi gozar,
escuela de zambullidas, de juegos, de bien nadar…
En sus arenas doradas enterré sueños de niña, allí aprendí
risas mil y también lo que es llorar. A sentir el primer beso,
infantil y celestial, en el tórrido verano, bajo un azul sin igual.
Palmeras, terrazas, bancos…que invitan a reposar, embellecen
el paseo de la Cicer al Confital. Te adueñas del paraíso, del
color azul de mar que despierta los sentidos y te hace comprender que lo que creías sueño era pura realidad.
Soñando crecí en mi playa, Y en ella morir quisiera,
teniendo como testigos al Teide y Peña la Vieja.
Agosto 2004
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