“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

Ambiente agradable

La Playa de Las Canteras en la novela inglesa “Gran Canaria” por Carlos Platero Fernández

“Gran Canaria”, de A. J. Cronin es una típica novela inglesa, de ambiente y personajes anglosajones, aunque el titulo pueda inducir un tanto a error al principio, pues parece como si sonase más a una obra geográfico-descriptiva, como a sí a veces estuvo catalogada en alguna Biblioteca pública de Las Palmas de Gran Canaria. Quizás a inducción del titulo, naturalmente en inglés “Canary Island”, como el punto de partida de una intima añoranza que la protagonista principal femenina evoca en determinado momento del relato. Y es una interesante novela, si nos atenemos a este género literario, pues su trama posee gran fuerza dramática, el estudio psicológico de sus personajes mis destacados está trazado con destreza y maestría y el tema en si es ameno y desarrollado con fluidez, en lo que se nota el buen oficio y quehacer de su autor, doctor en medicina y cirugía y que como tantos otros excelentes médicos acabó siendo uno de los novelistas más leídos de su tiempo, al menos en la primera mitad del pasado siglo.

Archibald Joseph Cronin, médico y escritor inglés, nació en Cardross, Dumbartonshire, al Oeste de Escocia, el 19 de julio de 1896 y talleció en Suiza en 1981.

A su novela titulada “El castillo del odio” editada en 1931 pronto le siguieron “Tres amores” en 1932 y “Gran Canaria”, publicada en 1933 y traducida ya al español por primera vez por Joaquín Urnieta en 1946. Luego, como en una cascada continua fueron sucediéndose con regularidad otras obras salidas de su estilizada y fértil pluma cuales “La ciudadela”, la comedia teatral “Júpiter Laughs” y las novelas “Las llaves del reino”, “Los verdes años”, “La dama de los claveles”, “Kaleidoscopio”, “El jardinero español”, “Aventuras de un maletín negro” y “El árbol de Judas”, publicada ya en 1961. En una nota biográfica suya, leí cierta vez, que, a un periodista que le interrogó acerca del por qué de haber abandonado el ejercicio de la medicina por el de la literatura, él contesto algo así como que la pasión de su vida fue siempre el escribir y que, cuando uno está obsesionado por algo es inútil el querer o intentar apartarlo de ello; que las estúpidas prevenciones sociales obligan a los padres a desviar a sus hijos de camino natural que éstos elijan. De ahí que él pasase por la Universidad y saliese de ella con el titulo de doctor. Lo que parece que desdice de una primera impresión que pudiera suponérsele, por el inicio de su obra, una vocación tardía del escritor. Entre otros muchos países, viajo por España en alguna ocasión y estuvo también en las islas Canarias. Pues bien; del conocimiento temprano de A. J. Cronin del archipiélago canario, salieron buena parte de las páginas de aquella su tercera novela que tituló precisamente “Gran Canaria”, aunque el escenario principal de la acción desarrollada en el archipiélago canario no es precisamente en esta isla, a la que dedica tan solo unos cuantos párrafos, entre ellos una nemorosa exclamación de Mary, la protagonista femenina, que pudo sugerir luego el título, sino en Tenerife.

En lo tocante a la Gran Canaria de los años treinta del presente siglo, entre los párrafos descriptivos en la novela, que, insisto una vez más, creo que no es ni mucho menos la mejor de este afamado escritor inglés dedicó el siguiente a la playa que comenzaba a figurar como reclamo turístico:

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(capitulo IX) “El sábado llegaron a Las Palmas; una mañana de recalada, sin viento. Entraron con la salida del sol en un puerto que dormía, pasaron junto a barcos silenciosos en los que brillaban todavía las luces de situación. Finalmente, el “Aureola”, con su casco cubierto de salitre, atracó al muelle.

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“Después, volviéndose bruscamente, dijo: ” – Nos vamos a la playa. Usted y yo vamos a pasar la mañana en la playa.

“Harvey miró risueñamente al viejo boxeador. ”

¿De veras, Jimmy? ¿Está usted seguro?

” -Completamente seguro.- Recalcó su certidumbre golpeando con el puño la palma de su otra mano. Vamos a la bahía de Las Canteras.

Acabo de hablar con el capitán. Nos bañaremos y tomaremos algo en el restaurante que hay allí. Hay una arena finísima donde usted estará en la gloria.

“La idea de sentirse en la gloria en una arena finísima hizo sonreír levemente a Harvey. pero, de un modo extraño, dijo: ”

_ ¡Muy bien! Iremos a la playa, Jimmy.

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(capitulo X) “Mary Fielding había ido a la playa de Las Canteras. También ella había oído hablar a Renton de la belleza de aquella playa poco conocida. Y ahora, en su traje verde de baño, estaba tendida sobre la soleada arena, dejando que aquel suave calor ” invadiera su cuerpo. Todavía brillaban en sus blancas piernas unas gotas de agua de mar. Su cuerpo, moldeado firmemente por las olas, estaba lleno de una vida vibrante. Las curvas de sus menudos senos eran bonitas como las de una flor, graciosas como las del vuelo de una golondrina. Sus ojos estaban cerrados, como para proteger el exquisito abandono de su estado de ánimo; sin embargo, podía verlo todo, todo aquel delicioso paisaje. Las amables ondulaciones de la amarilla arena, un mar más azul que el cielo, la espumosa blancura de la rompiente que salta atronadora sobre los arrecifes y el pico distante, reluciente, translúcido y omnipotente como un dios. ¡Oh, que contenta estaba de haber venido!

“Aqui podía respirar y, apretándose desnuda contra la tierra, ser ella misma. En su interior, brotaba, más blanco que la espuma y más brillante que el pico montañoso, un recuerdo”.

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” Llaman a esta isla la Gran Canaria -murmuró Mary-. ¡Gran Canaria!. Hay color y movimiento en el nombre. Cuando pienso en este viaje, lo pronuncio en mi interior. ¡Gran Canaria! Es un nombre que emociona.

“Las palabras, adquiriendo otro significado, llegaron tenuemente hasta Harvey, a través de la cegadora blancura de aquella luz secreta.

(Remontándose así las citas a la playa grancanaria en esta novela inglesa del primer tercio del siglo XX)

Carlos Platero Fernández

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