Un día cualquiera de 1970 en la playa de Las Canteras.

Eran más de las nueve de la noche cuando jugábamos en la calle Luján Peréz de La Isleta:

-Oye ¿a qué hora quedamos mañana para ir a la playa? Podríamos ir a las once.

-Vale, en la puerta de Paquita, la de la tienda.

-¡Rápido, mamá, el desayuno, que me espera la gente de la pandilla para ir a Las Canteras!

-¡Si no te tomas la yema con la quina, de aquí

no sales!

-¡Vale má!

-Ten cuidado con las olas, no te metas muy adentro y ni se te ocurra ir a La Barra. Sabes que si vas yo me entero.

-¿Quién falta? Estamos todos. ¿Trajiste el clavo?

-Sí, lo tengo.

-La marea está llena, esperaremos a que baje.

– Bueno, jugamos al clavo: La cabeza, el hombro, el codo………….

– Mira ya se ve la Peña la Vieja! Nos vamos a nadar.

– Fíjate en aquellos guiris, van en patín a La Barra, nos colgaremos de atrás, coge una piedra lisa para poder mariscar.¡Anda, mi madre en la orilla! Abanándonos está a ver si la despistamos, salgamos por la Playa Chica, que como me coja me da una jalá

-¡P´a eso nos vamos a la Cicer a sebar olas, que nos divierte más!

-¡Chacho! ¿qué hora es ? Yo tengo hambre

-Y yo también.

-Pues vámonos a comer. Mañana volvemos otra vez.

Tensy Calero

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