Escenario año 1949
Esta mañana tendré que ir a pescar “panchonas” o “roncaores”. La caña que tengo es finita de la punta, tiene buena puntera, se dobla como si fuera de bambú, esas si que son chachis. Claro, pero son caras, el Sr. Dimas las vende, otro día guardare dinero del cine para comprarme una. Lo que sí tengo que comprar son anzuelos brujos blancos, así las panchonas no se asustan y pican más tranquilas.
El Sr. Dimas tenía una tienda en la plaza Farray, justo donde hoy está el banco BBVA. Vendía todo lo necesario para pescar en el ámbito playero. Tanza (nylon) de diferentes calibres, anzuelos, cañas, boyas, entre otros productos de ultramarinos.
Para cebo (carnada), me comprare una sardina salada casa Miguelito, la chafare en los mariscos hasta hacer una pasta bien fina “bolillo” que se pega en el anzuelo y los pescados se tiran rápido.
Miguelito era un señor que tenía su tienda de ultramarinos esquina calle Portugal y calle Kant, una casa terrera pintada de blanco con puertas canelas (marrón). Tenia un defecto de nacimiento su espalda era gibosa, siempre llevaba su gorra de paño de pata de gallo gris y una faja negra enrollada a su cintura a lo baturro. Un comerciante que miraba el céntimo. Entonces corrían los cinco céntimos de peseta y no perdonaba si te faltaba para completar el costo de lo vendido. Te mandaba a casa a buscarlos y la compra se quedaba esperando. Los chiquillos recuerdo que íbamos: Miguelito un caramelo, pedíamos en alta voz, de tal forma que el hombre se afanaba por sacarnos lo antes posible de su demarcación.
La marea esta bajando, como son los rebosos del Pino, quedará muy vacía y desde la peña la Galleta para fuera, podré coger las panchonas a tuti plen
Me dijo el otro día Momo que había pescado un montón.
Es que Momo (Jerónimo Montesdeoca) sabe la tira para pescar, se conoce todos lo rincones, incluso donde esta aquel pulpo que vio unos días antes Su padre aunque es panadero, es un maestro de la pesca. Claro, y por eso sus hijos saben lo que saben.
Un día de la semana pasada por la tardecita, que la marea estaba casi vacía, entre los mariscos y la peña del Balcón, los hermanos Momos, acorralaron un montón de zalemas. Yo pude coger una y llevarla a casa.
La familia Montesdeoca ha vivido toda la vida al lado de la playa de Las Canteras, en la calle Portugal y son los propietarios de la concesión municipal para colocar y alquilar hamacas playeras para el turismo. Pero de siempre se han conocido por los hermanos Momos.
Me llevo también las lombrices que me sobraron el otro día, las tengo en una lata de sardinas en el patio, supongo que las gallinas no se las han comido.
La mañana esta apacible no hay nubes, el sol empieza a calentar y yo con mis aparejos me voy con destino al Charcón.
Cuando me asomo al muro de piedras que separa mi casa de la playa, veo que el amigo Anolio, también con su caña ya esta metido en el agua.
Anólio era un playero que competía en conocer la playa con los hermanos Momo, Tenía olfato para saber donde estaban los bancos de pescado en cualquier momento, además pescaba las viejas con maestría junto con su hermano Paco.
Vivía entonces con su familia en la calle Dos de Mayo esquina Kant.
La noche antes si tenía intención de ir a pescar viejas, los dos hermanos con un mechón de petróleo se dedicaban a coger cangrejos en Los Lisos.
Antes no existían esos hermosos focos que actualmente alumbran las rocas y mariscos. Solo las esquinas de las casas sostenían una bombilla con una luz amarillenta donde revoloteaban mariposas y mosquitos. Dicha bombilla quedaba cobijada bajo una pantalla circular metálica pintada de blanco, parecía un disco de lanzamiento olímpico.
Ya os contaré como me fue la pesca de hoy. ¡Hasta pronto¡
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