Fotos: estado actual de Las Cuevas de Los Canarios (realizadas por Joe Herbold)

Las Cuevas de Los Canarios, situadas en la cima de la Montaña de El Confital, con vistas a la bahía del mismo nombre, representan uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la ciudad. Este conjunto de cuevas artificiales, excavadas en la toba volcánica, fue utilizado por los antiguos canarios hace más de cinco siglos como viviendas, graneros y espacios para la vida diaria.

Sin embargo, a pesar de su importancia, las Cuevas de Los Canarios han sufrido un progresivo abandono. El deterioro del entorno, la falta de mantenimiento y la ausencia de medidas continuadas de protección adecuadas han llevado a que este importante patrimonio se encuentre en un estado de degradación.

Se han producido desprendimientos en la ladera donde se ubican las cuevas, lo que ha obligado a cerrar el acceso al público por motivos de seguridad. No obstante, se ha documentado que algunas personas han ocupado las cuevas como vivienda.

Décadas de ocupación de las cuevas, con la instalación de pisos y muros, han alterado su configuración original y han dispersado materiales arqueológicos por la ladera.

Muchas personas comprometidas con nuestro patrimonio y diversas organizaciones han denunciado en múltiples ocasiones el estado de abandono de este BIC, solicitando a las autoridades competentes acciones concretas para su conservación y puesta en valor. 

Las Cuevas de Los Canarios no solo son un testimonio del pasado aborigen de Gran Canaria, sino también un símbolo de la necesidad de proteger y preservar nuestro patrimonio cultural para las generaciones futuras.

Reseña histórica de un lugar de nuestros antepasados

Declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Zona Arqueológica en 2009, las Cuevas de Los Canarios fueron excavadas por los antiguos canarios hace más de cinco siglos.

Los moradores de estas cuevas aprovechaban los recursos naturales que ofrecía la zona, dedicándose principalmente a la pesca, al marisqueo, a la recolección de hierbas y al pastoreo.

Además, la existencia de pequeños graneros sugiere una actividad agrícola, probablemente marginal (se sabe, por ejemplo, que a mediados del siglo XVIII se cultivaban cereales en zonas del interior próximas, hoy gestionadas por el Ejército).

A su muerte, los habitantes eran enterrados en un cementerio cercano que desapareció en el siglo XIX, aunque de él se conservan fotografías tomadas por la escritora inglesa Olivia Stone.