Un señor y su perro posan en una de las esquinas del balcón del viejo balneario de Las Canteras a la altura de la calle Tomás Miller. A la izquierda de la imagen podemos distinguir varias casonas, derribadas en los años 60-70 para construir apartamentos para el emergente turismo. Mientras, unos chiquillos juegan al fútbol en la playa.
A ese mirador se accedía por una escalinata desde el nivel del paseo. Era una atalaya perfecta para divisar toda la Playa Grande.