La Cícer empezó su transformación definitiva a mediados de los años noventa.
En los años anteriores la primera línea de la playa que lindaba con el barrio de Guanarteme era un caos paisajístico: un terraplén de escombros, con algunos vertidos de aguas sucias, era la frontera entre las casas del barrio y la arena negra de la playa. Aún así tenía su encanto.
Al fondo de la imagen se ve la fábrica de la Unelco, demolida en esta década de los noventa. El nuevo paseo de la Cícer se terminó al inicio del siglo XIX.
Comentarios
Jose:
Coger la 23 y bajarte ahí y oler la humedad del reboso , coger olas hasta que no puedes más y hacer cola para tomarte un bocata en el Ñoño, el de verdad…apoyado en los coches que miraban al mar y los surferos como con envidia…O tempora, o mores!!
Cocolocojaja:
Un terraplen lleno de recuerdos para las tres primeras generaciones de surferos, que la nostalgia les cubre no solo por el cambio de la idea de un surfer ,sino el querer y casi no poder ,la edad no perdona