Cada vez que se desborda el barranco de la Ballena vertiendo todas sus aguas, algunas veces más limpias que otras, pero no tan saludables como nos quieren hacer creer, nos hacemos la misma pregunta.
Hace muchos años el agua que corría hasta el mar (hasta la playa) solo procedía de las laderas que rodean la actual Feria del Atlántico, al cauce natural se le añadía el agua de lluvia que llegaba de las actuales zonas de La Minilla, Hospital Doctor Negrín y 7 Palmas. Cuando no había construcciones, la tierra absorbía parte del agua.
El crecimiento de la ciudad por todas estas laderas ha agudizado muchísimo el problema. Ya no hay tierra, solo cemento y edificaciones. Construimos y construimos sin adecuar la red del alcantarillado. Toda esa agua que no absorbe las tuberías va a un deposito de tormentas a mitad de barranco pero cuando no da más de si se abren las compuertas para aliviar su caudal, esa es la razón de la virulencia repentina cuando se inician las escorrentías que llegan a la playa.
Desde hace años se intentan buscar soluciones o mitigar la barranquera cada vez que llueve, se intentó con presas y se gastaron muchas antiguas pesetas en estudiar canalizar el barranco hacia el norte. Las iniciales medidas para contener el agua no sirvieron. Hace algunos años se construyó el deposito de tormentas intentando solventar el problema pero el exceso de construcciones lo han hecho pequeño. El proyecto de canalización se quedó en un cajón cuando Emilio Mayoral estaba de Alcalde.
Sin duda la solución es muy compleja y costosa.
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