La instalación defectuosa de parte de la barandilla del paseo, a finales de los años 90, cuando se rehabilitó toda la avenida de Las Canteras, hace que desde entonces una cuadrilla de operarios, pagados con dinero publico, estén día tras día limpiando con acido corrosivo el herrumbre que surge de los barrotes “baratos”.
Los restos de ese acido caen sobre la arena de la playa, resbalando por el muro. Imagínense el acido que ha caído hacia la playa durante este periodo que el muro muestra como cicatrices el camino del corrosivo liquido.
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