Cae el sol en la Bahía del Confital, es una de esas tardes de otoño que el sol al esconderse tras las montañas de nuestra isla va dejando un reguero de nubes anaranjadas y rojizas; los playeros de toda la vida, los asiduos usuarios del paseo, los turistas que nos visitan se quedan un día más anonadados del espectáculo de colores que nos da un ocaso en Las Canteras, da la casualidad que la marea baja enseña con esplendor todas sus rocas. El espectáculo es perfecto y todos los que tuvieron la oportunidad de sentirlo salen felices de tener una playa como esta muy cerca de sus casas, saben que es una de las playas más hermosas del mundo y están muy orgullosos de ello.
Dando la espalda a tal espectáculo de la naturaleza esta nuestras casas, nuestro querido barrio, nuestras calles; para algunos el Barrio de Guanarteme, de Farray, el Pilar, para otros el Barrio de Santa Catalina. “El Puerto”, La Isleta, etc.
-Antes de seguir nos gustaría explicar que los hechos que ha continuación se relata, son verdad 100% y aunque no nos guste admitirlo es la realidad. Con esta serie de artículos y sabiendo que nos echamos “piedras sobre nuestro propio tejado”, solo queremos denunciar lo que ha nosotros nos parece muy triste, aunque solucionable, y es que teniendo un escaparate como la playa de Las Canteras y su bahía no lo sepamos aprovechar con un barrio con zonas y comportamientos ciudadanos del mismo nivel.-
“Un guagua de turistas escandinavos llega al barrio de madrugada tras un viaje de casi un día desde sus frías tierras del norte para disfrutar del benigno clima de Las Palmas de Gran Canaria y de su playa de Las Canteras. El microbús pasa junto a la plazoleta de Farray, residencia temporal de gente sin hogar, que hacen de sus bancos sus moradas días y noches enteras. Contemplan el panorama con resignación, pasa en casi todo el mundo comentan entre bostezos. Por fin el momento soñado, llegan, se bajan de la guagua y al hotel, al caminar por le paseo con sus equipajes hacia su merecido descanso notan la presencia de jóvenes que los siguen, “descuideros” allende de los mares. Que intentan joderles y jodernos –con perdón- desde su primer día de vacaciones. El recepcionista de la residencia los salva por los pelos del disgusto, ellos, los turistas, quizás ni se hayan enterado de la situación vivida.
Ha descansar, comentan, disfrutan un rato de la maravillosa noche en sus balcones y a dormir.
Ya es de día, un esplendido y radiante día. Los turistas encantados y antes de ir a solearse se dan un paseo por el barrio, caminan entre calles. Ven como el barrio esta en obras, caen las casas terreras una tras otra y se convierte en modernos edificios. Los que repiten y conocen el barrio de otros año comprueban como el antaño y pintoresco Barrio de Santa Catalina se ha convertido en un barrio impersonal donde las soleadas calles se han vuelto de la noche a la mañana en calles oscuras y sombrías debido a las altura de los edificios nuevos. Será el progreso comenta una pareja de finlandeses que vienen fielmente desde hace 40 años”.
Continuara……………..
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