“Necesito el mar porque me enseña.”. Pablo Neruda

Viernes: aviso naranja por costeros (oleaje) y aviso amarillo por viento.

” El globito”

En la década de los cincuenta el turismo no había hecho aún su aparición en el Archipiélago. Eran los tiempos de Maruchi Fresno y Alfredo Mayo, de “Yo te daré..”, de “Gllda”, del “Generalísimo”, de las Misiones y en Las Palmas del Dr. Pildain.

Para bañarnos en la playa de Las Canteras -incluso en invierno donde solo nos reuníamos unos cuanta “locos playa”- era necesario que los hombres utilizáramos el “dos piezas” y, en todo, caso, a falta de la parte superior había que tomar el sol con el albornoz puesto. Nuestra picaresca juvenil usaba el cordón del albornoz (al que llamábamos “la moral”) cruzado sobre pecho y espalda, lo que era objeto de acaloradas discusiones con los guardias municipales de turno qua alegaban flagrante tomadura de pelo, mientras nosotros sosteníamos que no habla nada legislado respecto al ancho que debía tener la parte alta del traje, de baño….

Pero lo que era de novela de Jardiel Poncela, era el traje de baño de señoras y señoritas. Por arriba sin el menor escote, tirando mas bien hasta el mismo cuello y achatando el busto para que se notara lo manos posible, mientras la parte de abajo era una tirijala impresionante de tela que les llegaba hasta las rodillas y que mojada deberla pesar lo suyo. La Introducción de la fémina en el agua tenia también su rito especial para salvaguarda de las buenas costumbres, La bañista era acompañada hasta dentro mismo del agua por una amiga que le recogía el albornoz y esperaba pacientemente a que la otra saliera para enfundarle la prenda nuevamente, todo ello, a ser posible, de espaldas a los bañistas masculinos mas cercanos. El colmo de la ridiculez, porque el sexo era por entonces “la vergüenza de los humanos”, fue el proyecto del Dr. Pildain -fiel guardador de principios medievales- para acotar dos grandes zonas de playa, una para hombres y otra para mujeres, de tal manara que hasta los matrimonios tendrían que mojarse por separado. Henos mal que finalmente no consiguió imponer su “santa” voluntad, aunque hay constancia da que a punto estuvo de ello. Si el obispo Pildaln pudiera alzar su vista hoy sobre nuestras playas, estaría convencido de estar contemplando el mismísimo averno…

Aprovechando los días de vacaciones de Semana Santa, en Marzo o Abril, los estudiantes nos reuníamos en la playa de Las Canteras para pelotear un poco y luego darnos el clásico remojón. Nuestro “cuartel general lo teníamos establecido por la zona del Balneario, frente al antiguo colegio del puerto del “Viera y Clavijo”. Precisamente en esa época del año es cuando el alisio norteño aprieta y suele traernos buenas camadas de las peligrosas “agua vivas” que, rebasando incluso la protectora barra, vienen a morir a la misma orilla de la playa. Las hay de dos clases: La de “paraguas” que tiene forma de hongo y es traicionera porque se encuentra a media agua, y la de “Vela”, muy dañina porque se desliza camuflada sobre la superficie -su color azul pálido la hace que no se la distinga bien en el agua-, y arrastra en plano inclinado hacia el fondo sus largos y ramificados rejos cargados de veneno, Hay que tener experiencia para capturarlas, hacer estallar su bolsa de aire y enterrar los rejos en la arena seca, El pescador de este tipo de aguaviva debe aproximarse a ellas siempre de cara al viento, porque la “vela” es mas ligera y va delante, arrastrando los rejos que son mas pesados y quedan detrás cubriendo una buena zona de su retaguardia.

Cierto día nos encontrábamos un grupo de cuatro a cinco amigos tumbados de cháchara sobre la arena, muy cerca de la orilla, cuando hicieron su aparición dos jóvenes de mas o menos nuestra edad y a todas luces peninsulares. Conocimos inmediatamente su “filiación” por lo reblanquidos que estaban, por sus ridículos saltitos deportivos y porque llevaban puestos bañadores tipo “meyba” apecho descubierto, sin duda, por desconocimiento de como las gastaba Pildain por nuestros predios.

Pasaban justamente delante de nosotros con sus alegres cabriolas sobre la arena mojada, cuando uno da ellos acertó a divisar a pocos metros de la orilla, una enorme aguaviva con su bolsa de aire hinchada a plenitud. Señalándola con el dedo dijo a su amigo: — Mira,, …mira.. . ! Un globito…!. Voy a por él ,,,.

Y uniendo la acción a la palabra salió muy decidido en dirección a su objetivo. Nosotros, mirándonos con una sonrisa burlona en los labios, nos quedamos callados como ceporros, contemplando la escena da la captura del “globito”. Cuando el muchacho peninsular llegó al aguayiva el agua del mar le cubría más de medio pecho. Sin la menor precaución, lanzó un grito de júbilo y agarrando la bolsa de aire la levantó triunfante.

¡Ya es mío…! -gritó a su compañero que esperaba en la orilla, Solo un par de segundos después se escuchó un tremendo alarido, y arrojando el “el globito” lejos de si, corrió, hacia la arena dando unos gritos inexplicables para su amigo. Cuando salió del agua tenia el cuerpo totalmente cubierto de rejos que descargaban furiosamente su veneno. Desesperado se revoloteaba en la arena seca tratando de arrancarse los rejos. El amigo intentando ayudarle, no hacia más que embadurnarse a su vez de veneno y pronto aquello fue el dúo de la africana, mientras nosotros nos destornillábamos de risa.

Por fin, después de consumada la cruel “gamberrada”, nos sentimos culpables y salimos todos en auxilio de aquellos pobres muchachos despistados. Los llevamos rápidamente al balneario y con trapos mojados en aceite les limpiamos escrupulosamente los rejos y luego les aplicamos con profesión el famoso ácido “pícrico” de Federico el encargado del Balneario.

Después cuando ya estaban un poco mas tranquilos les dijimos que era beneficioso tomaran un poco de sol en la playa. Todavía entre gemidos nos dieron las gracias, se vistieron a toda prisa y salieron tierra adentro como alma que lleva el diablo. Seguro qua iban a tardar bastante en acercarse otra vez a una playa…

Las Palmas, 9 de enero de 1980

Ayúdanos a seguir informando día a día sobre nuestra playa: dona

He visto un error 🚨

Comparte

Comenta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

error: Este contenido está protegido con derechos de autor