Las lágrimas me servían de conduto, cristiano…! ¡Me quedé palúdico y amarillo como un velódico…! ¡Me quedé mas tiempo echao que los papeles del ¡uzgao…! ¡Me rascaba más que un perro flaco con pulgas…’ Oh, con decirle quede la lavá que mejincó la Fefa casi agarro una gripe con ungüento en alcanfó… pero deje que le cuente, cristiano, que la cosa riñe nú coña…:
Na… que la caló rondaba por la choza como perro a la carniza v, en menos de un marin de dos pingüe, ya estaba en la orilla de la playa poniendo en remojo los ñames y mirando a ver si colocaba algún rabo… ¡Cacho amasijo de jembrerío, cristiano…! ¡Las pollonas esperaban fresquitas como la mordia de una manzana…! ¡Casi me da la llorona como en la película Sor Angélica…! Así decía mi abuelo que la visa provoca frios y calenturas…
Total… que atiento el agua con la punía el deo gordo y me entró un escalofrió tan grande que por el canto de un duro no atrinqué el petate y me largué al remolque de la guagua… Me quedé como el Teide giqante: “mucha nieve en el semblante v pare en la esquina…”. ¡Chiquico chirgo me entró, caballero…! Oh, con decirle que pegué a pasiá del tingo al rango y mirando de reojo a la marea por si acaso…! Y todavía hay quien vive de pulpiar marisco fresco… ¡Y eso que el agua estaba clarita como un espejo y mansita como la espuma de la leche de cabra en una escudilla…! Tar desgracia Dió… Y digo tar desgracia porque me quedé más desaborío que el emperramiento de una mujer fea y p’a más recochineo, me apalanqué en la arena como un luchadó majorero para ver a los pipiolos cómo jugaban a calimbre.
Monta la uva monta el garbanzo, a apayoyo, a la tángara, a la raqueta, partios de fúlbo, al kunfú y a piola…! Me quedé abatatao del embeleso…! Y, p´a más mojo con morena, las chonis pasiaban por la orillita con las tetas al aire. quedándoseme la vista toa tetía y más tieso que palillo de plantá…’ Se me puso una cara de meloso como el muchacho de las novelas…! ¡Las lágrimas me servían de conduto…! ¡Me entró una jambre de perro flaco y una calentura en la frente que si llego a encontrar un retrete me doy tal gustito que el reboso de la marea me parece un susurro…!
Total… que saco de tripas corazón y más fachento que el anillo de un puro le jalo al pecho tipo Yony Wysmuler y me lanzo de cabeza a la marea…? Chiquito partigazo caballero…! ¡Me quedé más sonao que una maraca…! Y, pa más recochineo, cuando abrí los ojos vi al lado mío una pastura tan pambufa y colora como una tarta de cumpleaños parecía de morcilla con batata y ñema de güevo…! ¡No le faltaba na más que las velas…! Oh con decirle que habían tres pipiolos jugando a sopita y pon y cuando vieron la tarta se pusieron a canta…! Cum-pleaños felízi…! Y, p’a más recochineo, me miraban con malicia como queriendo insinúa que yo era el dueño de la pastura… ¡Me quedé más encarnao que una tunera colorá… ¡Oh, con decirle que enfilé la proa para la barra y p’a más coñazo me dió un calambrazo en el deo gor-do dejándome tan esmirriao que cualquier mareíta me tumbaba como una paja… Menos mal que yo tengo una pachorra como los ingleses de cachimba y, haciendo el Cristo, me quedé embelesao encima de la marea…? Sólo me faltaba la bacinilla…! Y, p’a más recochineo voy notando como si estuviera en un catre de algodón, como una balsa, o encima de una manta color lila… Oh, con decirle que del gustito estaba más liviano que un papel de filmar y me quedé dormío como un tronco…
Total… que al rato oigo esperríos más cerca del guineo que del canto y abriendo los ojos como lapas en el marisco, me encuentro en la misma orilla a tó el mundo mirándome entre fiestas, risas y pella de arena… ¡Tar desgracia Dio…! Y digo tar desgracia porque el catre de algodón, o la balsa, o la manta color lila no era otra cosa que una embostá de aguavivas como una alfombra del Gobierno autónomo… ¡Así me embelesé cuando hice el Cristo…! ¡Chiquita alfombra, caballero…? Oh, con decirle que p’a levantarme del agua los de la Cruz Roja tu-vieron que amarrarme una soga y jala igualito que d chinchorro…! Estaba más pesao que un difunto sin relevo…! ¡Tenía tal cabreo que si me arriman un fósforo salto como un barreno…! Y, p’a más recochineo, los pipiólos pegaron a reventa las aguavivas en mi espalada que cada estallío era como un volado rabonao…! ¡Parecía una traca como en la fiesta de San Pedro Mártir…! ¡No faltaba sino los turrones…! ¡Tenía la espalda espicha de torondones como papas de riñón…! Y, p’a más mojo con morena, me llevaron entre cuatro boca abajo y con las patas abiertas como una jaca hasta un cuarto de la Cruz Roja y, allí, no se me quitaba la picazón ni con polvos de la madre Celestina, ni con masajes coreanos, ni con tacitas de agua de poleo, ni con la leche de un tuno, ni con mejunje de leche tabaiba…! Tar desgracia Dio…! Y digo tar desgracia porque a un enteraíllo le dio por alega que se quitaba con miao… ¡Si lo atrinco le pongo los besos como una breva atarozá…! ¡La madre que lo parió…! Y, digo la madre que lo parió, porque cuando me jincaron el miáo pegué tal esperrío que todavía me duele el sonío…! Pegaron a brinca las ronchas como gambas al ajillo…! ¡ Las lágrimas me corrían como la cataratas del Niágara…! Oh, con decirle que pegaron a sopla y abanica porque salía humo… ¡ Cómo se ve que el miao era pisulá…!
Total, cuando llegué a la choza y la Fefa me vio tan descolorió como el luto por una madre, me dijo…:
– ¡Sus Juáaa…! ¡Te veo amarillo como un bufo…! ¡Y los ojos, en relumbre como un cuervo esmayao…. ¿Oué te pasó pepón mío…? ¡Canuto de mi catre…! ¡Alegria de mis sábanas….!
Na… que me di un margullo en Las Canteras y gracias a las aguavivas no le entregué el alma a Dió y el cuerpo a los tiburones… ¡Y encima dicen que hay que acaba con las aguavivas…! ¡Lo que hay es que sembrarlas como las papas…!
– ¿Tú nunca te las has comió fritas, Juáaa…
– No… ¿A qué saben, Fefilla…?
-¡A miao…!
– Po prepara un caldero bien espichaito que se las voy a regala a un pisulá alegantín…
Juan José Romero Hernández (Los famosos cuentos de Juan Canario. 1994)
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Comentario
juana:
Que bueno este cuento, ja ja ja…, me harté de reir mientras leía, ja ja ja…
Gracias por este ratito de lectura.