«Bien conocida por los submarinistas canarios es esa peculiar fase que a veces atraviesa un abade, en la que se torna repentinamente de color amarillo. Al parecer, aún no se ha podido encontrar ninguna explicación que relacione este fenómeno con la edad, el sexo, o cualquier otra característica del animal.
La barra no deja de sorprendernos y nos presenta en esta ocasión a un singular personaje que parece estar atravesando una fase intermedia entre la coloración normal y la amarilla del capitán. Y si curioso es su colorido, sus hábitos territoriales no lo son menos: durante el tiempo que estuve observándolo (desde Agosto hasta Diciembre) lo encontré exactamente en el mismo sitio: un pequeño hueco en la barra grande, a la altura del muro Marrero.
Todo un hallazgo este curioso pez, que quizá esté esperando a completar definitivamente su transformación antes de mudarse a las profundidades que frecuentan sus hermanos mayores. Mientras tanto disfruta plácidamente en la barra de Las Canteras. No sabe ná…»
Manuel Marichal.