La playa en la bajamar,
desnuda sus arrecifes.
Y, al crepúsculo solar,
se enmarca, espectacular,
El Teide por Tenerife.
De azul esmeralda y oro,
se viste el atardecer.
Y, el oleaje sonoro,
parece cantar a coro,
entre espumas, al romper.
Del Rincón a La Puntilla,
semeja el mar bello espejo.
Y, Peña la Vieja, brilla,
al borde de las barquillas,
entre ondulantes reflejos.
¡Oh, Playa de Las Canteras,
delicia del alma isleña,
paraíso sin fronteras,
con la “Barra” por bandera
y hermosa por ser porteña ¡
Nota: Roque, el autor, escribió esta poesía mientras contemplaba un atardecer sentado en uno de los bancos del paseo. Unos días más tarde falleció.