Nuestro tapaculo, cuya subespecie es endémica de Canarias, es uno de nuestro peces más habituales y queridos. Su plana forma y sus graciosos movimientos evasivos lo convierten en un pez llamativo para la chiquillería playera.
Es un morador habitual de los fondos arenosos de nuestro charcos y orillas.
Su cuerpo es asimétrico y esta comprimido lateralmente con unos de sus flancos apoyado sobre el fondo.” Como si un pescado –clásico- se hubiese abierto en dos”. No suele medir más de 30 cm.
Cambia de color según la tonalidad del fondo. Es fácil distinguir su sexo ya que las hembras tienen su ojos unidos, en cambio los machos separados. Su docilidad le hace presa fácil para las fijas y los fusiles submarinos de la juventud veraniega. Se alimenta de pequeños organismo que encuentra sobre la superficie del fondo arenoso.