“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

Ambiente veraniego, día de playa

Conversaciones a la orilla de la playa: El vino es un ser vivo

Ha pasado algún, tiempo de esto que relato a continuación pero tenia unos apuntes y los voy a escribir antes de que se me traspapelen. Ahí va. Estaba yo paseando por la orilla de la marea en la Playa de las Canteras entre la Peña la Vieja y la Cicer cuando veo venir a un buen amigo bodeguero él y entendido en vinos por mas señas. Aproveche la ocasión para preguntarle sobre una cuestión que siempre me había intrigado. Voy y le digo ” Oye Roberto, ¿ Por que de una misma barrica el vino sale a veces bueno y otras sale agrio ?. Entonces va y me contesta: escúchame con atención lo que voy a decirte.

El vino es un ser vivo. Tiene cuerpo, carácter, aroma, color, fuerza, dulzura…joven en su momento y envejece a su tiempo. Cuando está en barricas en la bodega permanece en reposo en una especie de duermevela. Reina la penumbra. A través de la rendijas los ruidos exteriores llegan amortiguados por las gruesas paredes del recinto. Para llegar a esta tranquilidad que ahora disfruta ha pasado antes muy malos momentos. Sus racimos fueron cortados de las viñas, tirados sin mucho cuidado en cajas y ceretas, zangoloteados en el transporte y luego pisoteados y estrujados hasta convertirse en lo que hoy es: en néctar para ser degustado.

El sabe que esta allí para ser consumido y reposa plácidamente resignado aceptando su destino. De repente .. se despabila sobresaltado y no atina a distinguir los violentos sonidos que oye. Pronto, por amarga experiencia, se da cuenta de lo que pasa. Han, llegado compradores para llevarse una parte de su vida. La escandalera se va acercando y ya se percibe mejor el griterío de voces destempladas y el entrechocar de botellas y garrafones de vidrio. El grupo de gente se detiene, junto con el bodeguero, a dos pasos del gran; portalón. Siguen gritando y con grandes risotadas. Al entreabrir la puerta de la bodega se cuelan dos o tres y la abren de par en par y además, los muy ignorantes, tiran de la soga que abre el ventanillo gritando ¡ Aquí no se ve ni papa maestro !. Dentro, de la barrica , el néctar que tan tranquilito estaba se pone tenso y nervioso. La tranquila voz del bodeguero no basta para calmarlo. La penumbra se ha roto en mil pedazos y la luz y el ruido entran violentamente en su hábitat atacando y destruyendo su merecido reposo. El vino sigue tratando de serenarse pero no lo consigue y se pone a la defensiva. Ya sabe que clase de. sujetos lo van a comprar y a consumirlo. Son los que beben el vino a buches. No catan el olor ni el sabor. No toman primero un pequeño sorbo para llevarlo al paladar y degustar y oler su perfume al mismo tiempo. No lo miran con aprecio al trasluz del cristal de la copa. Lo beben, no lo toman, en vasos de barro o en cacharros con asas y lo que es peor, con la boca llena de pan y chorizo. No dicen ni una palabra de aprecio que’ siempre es de agradecer. A todo esto el bodeguero abre la espita y el vino comienza a salir de la barrica a borbotones y en contra de. su voluntad. Reflexionemos sobre lo anterior.

¿Conoces a alguien que despertado a gritos y empujones no se .levante con “mala uva”? En cambio, mi amigo, cuando entras en la bodega, despacito, hablando con voz tranquila y sosegada, como debe ser, eso ya es otra cosa. Se comentan detalles de la vendimia, si fue tempranera o si el calor afecto a las viñas etc… El vino entonces también se despierta pero de manera tranquila y desperezándose lentamente. No sufre sobresaltos. Cuando se abre la espita fluye de manera suave y armoniosa. Se entrega amorosamente y sin alterarse. Sabe que su destino se va a cumplir pero, eso si, de manera noble y apreciada. Agradece que se le sirva en copas de cristal transparente.; que se hable de el antes y después del primer sorbo; que se le mire; a través del cristal y le den un pequeño giro para admirar su cuerpo y percibir su aroma…en fin que los buenos vinos son agradecidos y bastante presumidos. Además como cualquier ser vivo valoran los elogios y como consecuencia corresponden con lo mejor que llevan dentro, Así fue nuestra conversación y reflexiones sobre el tema y asimismito lo cuento.¡Salud:

Vicente García.

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