Busco dentro y fuera de mí,
busco en la soledad y la compañía
que al pasear por la avenida
y respirar la fragancia del mar
mis fantasías se cumplan.
Una ciudad de dos playas,
el naciente y el poniente,
en un amanecer boreal
y en un atardecer espiritual,
rojizo,
que mantiene en su corona,
el cielo,
al más grande con raíz africana,
cuerpo del Teide;
Una pirámide
con su cresta emblanquecida,
anima el paisaje crepuscular,
desde la poniente avenida.
Veo aparecer y desaparecer
su luz,
veo sus días más tristes y alegres
noto como se prepara en la Primavera
para engalanar el Verano.
Siento su Otoño marchitando
las hojas del parque
mustio del llegado Invierno.
Y al entrar de nuevo
los días más vivos
recorro las avenidas
buscando la soledad y la compañía,
siempre con la mirada fija,
hacia un naciente,
hacia un poniente.
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