Las funciones sociales y urbanísticas de los espacios verdes pueden combinar diferentes valores en la trama urbana. El cinturón verde es una zona de discontinuidad y una zona tampón que rodea una ciudad con la finalidad de detener su desarrollo en mancha de aceite. El espacio verde intersticial tendría, por otro lado, la función de separación y al mismo tiempo de unión entre diferentes zonas construidas. Cabe plantearse también el espacio verde de forma lineal que penetra en las aglomeraciones a través de los diferentes barrios, asegurando la unión entre distintos parques y jardines. Un buen planteamiento permite, por lo demás, una organización jerarquizada de áreas verdes y espacios abiertos que otorgan a la ciudad un completo equipamiento en esta materia.
Junto a estos espacios con una función urbanística determinada hemos de señalar los parques urbanos, los parques suburbanos, parques forestales próximos a la urbe, parajes naturales protegidos, zonas agrícolas protegidas de la edificación y los espacios abiertos propiamente dichos (plazas y jardines con vegetación reducida, centros deportivos, etc.).
El parque público puede concebirse en su dimensión de saneamiento y de regeneración de la atmósfera y en su función espiritual por el contacto con la naturaleza que proporciona al ciudadano y la positiva influencia que ejerce sobre su equilibrio físico y psíquico. Su planteamiento debe tener presente el trazado de sectores de paseo y esparcimiento, de sectores para los ejercicios gimnásticos y deportivos normales de la juventud. Y no debe olvidar los equipamientos educativos y culturales desde teatro y pequeños auditorios hasta centros didácticos de ciencias naturales y otras materias.
El gran parque suburbano se plantea como una extensa masa verde próxima a las aglomeraciones urbanas, que debe tener una cómoda accesibilidad a los ciudadanos. Allí, los días festivos, los fines de semana, los ciudadanos tienen un hermoso lugar para pasear a pie, en bicicleta o a caballo, un sitio para ir de merienda, para leer tranquilamente, para correr o para realizar otras diversas actividades. En un parque de cien hectáreas se considera que por lo menos 75 deben ser de superficies forestales; un 4 por ciento deben destinarse a red viaria y caminos rústicos, además de áreas de aparcamiento para los accesos; un 5 por cien correspondería a superficies para juegos y entretenimientos sobre césped; el resto comprenderá zonas rústicas, además de los equipamientos educativos, culturales y recreativos deseables para los grandes parques públicos.
Un buen ejemplo de parque suburbano es el de Ámsterdam, emplazado en los confines de la ciudad. Cuenta este parque con teatro al aire libre para 1.500 asistentes, terrenos para camping, colina artificial con restaurante panorámico, terrenos de deportes de juegos para niños, centro de deportes náuticos, piscinas, instalaciones deportivas de fútbol, hockey sobre hierba y tenis, hipódromo, etc.
La trama verde de Oslo, por otro lado, es una magnífica muestra de grandes áreas verdes al servicio de los ciudadanos, que penetran y hasta dominan en el conjunto de la urbe. Una red de cinturones verdes cubre esta ciudad y une el centro de Oslo a los parques urbanos y a las zonas de esparcimiento periféricas.
Londres, Moscú, Washington, Toronto, Filadelfia, Cleveland, Berlín, son ciudades que manifiestan diferentes concepciones en torno a los espacios verdes y la ciudad, aparte las de nueva planificación como Brasilia y Chandigarh.
Se considera hoy que un barrio de 2.500 a 5.000 viviendas y diez mil a veinte mil habitantes debe contar con una superficie de 20 a 50 hectáreas de zonas verdes. Una pequeña ciudad de diez mil viviendas y cuarenta mil habitantes ha de poseer setenta hectáreas de áreas verdes. Las ciudades con una población superior a los trescientos-cuatrocientos mil habitantes deben tener un mínimo de 200-300 hectáreas, con los equipamientos antes mencionados.
Columbia, situada entre Washington y Baltimore, en los Estados Unidos, es una ciudad cuya vida se inició en 1967, con un planteamiento previsto para albergar cien mil habitantes. El total de la superficie urbana es de 5.500 hectáreas, de las que 1.290 hectáreas son espacios libres permanentes (para parques, 600). Evidentemente, en este terreno cuanto más ambiciosa es una comunidad mucho más beneficioso es también para el bienestar de todos sus componentes.
Alfredo Herrera Piqué