Las manifestaciones de patrimonio arqueológico en la Isleta son las de mayor densidad de toda el área de estudio. Las particulares características de este territorio, condicionaron el estilo de vida de sus primeros pobladores, que pese a la escasez del agua potable mantuvieron una presencia intensa. En un contexto más amplio y dentro del horizonte aborigen estos yacimientos y sus pobladores estarían en relación con otros asentamientos de la zona, muchos de ellos desaparecidos y absorbidos por la ciudad. Nos referimos a los yacimientos de Santa Catalina, Estadio Insular, Guanarteme, Arenales y Los Riscos*, y que han sido recogidos en la Carta Arqueológica de Las Palmas de Gran Canaria.
Las referencias sobre la arqueología de la Isleta nos vienen de muchos autores contemporáneos y clásicos como Berthelot, que refiriéndose al siglo pasado describe la existencia de más de trescientos túmulos, de forma troncocónica, en el interior de los cuales se conservaban esqueletos envueltos en fibras como el junco, con la posición de la cabeza orientada al norte.
Berthelot hacía referencia a la desaparecida necrópolis de la Isleta. Este yacimiento es considerado como el más importante de los que existieron dentro de este espacio. La abundancia de material arqueológico en la necrópolis (punzones de huesos, tejidos vegetales, cuentas de collar, zapatos de palma, etc..) se convirtieron en un atractivo para estos autores del siglo pasado. El doctor Verneau también conoció la necrópolis y solicitó a Diego Ripoche la «excavación» de los enterramientos, para lo que abrió más de 200 túmulos. Berthelot envió restos humanos de esta necrópolis al Departamento de Antropología del Museo de París, con lo que se había iniciado el expolio.
Estos túmulos estaban construidos con piedras de volcán recogidas en los malpaises de la Isleta. Debajo de los montículos se abrieron cistas rectangulares, en el interior de las cuales se depositaban a los cuerpos con diferentes elementos del ajuar. Afortunadamente hoy conservamos una imagen extraída de la obra de Olivia Stone.
La localización exacta de la necrópolis es todavía motivo de discusión, si bien parece que estaba situada en el interior de la actual zona urbana de La Isleta, en la área Sur del barrio. Con el indicativo nombre de Las Cuevas de Los Canarios, se conoce al conjunto arqueológico de mayor entidad que nos queda en el Confital y en toda la Isleta. Localizado en la cima de la Montaña del Confital, este conjunto de cuevas excavadas en la toba volcánica presenta una situación estratégica de atalaya natural, desde la que se observa una amplia panorámica que incluye toda la Bahía del Confital y la Playa de las Canteras, alcanzado en los días despejados el horizonte de la cumbre y el Norte de la Isla.
Se trata de un poblado con granero aborigen, con presencia de cuevas de habitación y de algunos silos o depósitos, con huellas de cierre en la puerta. En el interior de algunas de estas cuevas existen dependencias anexas, alacenas en las paredes, y hoyos o cazoletas en el suelo. Algunas cuevas fueron excavadas en su totalidad, mientras que otras aprovechaban las condiciones naturales favorables. Su importancia no se refleja sólo en la cultura material, sino en referencias de autores como Jiménez Sánchez. En total hay veinte cavidades o cuevas de distintas dimensiones, de los cuales doce están perfectamente definidos. Pasado estas cuevas, y a unos 25 metros de distancia de las mismas, nos encontramos con otro grupo de nueve cuevas, de las cuales una presenta una planta casi cuadrada, con alacena y dependencia lateral. (Jiménez Sánchez, S. 1946. Pp 105-108). Este autor recogió en los años cuarenta abundante material arqueológico durante sus visitas al yacimiento.
*En la misma zona de La Puntilla y durante la realización de movimientos de tierra aparecieron abundantes restos humanos, que podría tener una procedencia prehispánica, sin que se haya podido confirmar este extremo.
El poblado está intercomunicado por veredas que acceden a los diferentes niveles del conjunto, tanto a las cuevas como a los graneros. La entrada al yacimiento se realiza desde la parte alta de la Montaña del Confital, y desde la costa accediendo por la ladera.
En el interior del poblado y en la ladera que está por delante se han localizado abundantes restos de material arqueológico, como fragmentos de cerámica, tanto aborigen como popular, material lítico, lapas, etc.
La reutilización de este poblado en los últimos treinta años ha significado una alteración importante del conjunto. En algunas cuevas se ha procedido a colocar pisos de hormigón, azulejos en las paredes y tabiques de bloques. Pese a ello los daños ocasionados no son del todo irreversibles y el yacimiento es todavía susceptible de recuperación**.
Junto al poblado, a unos doscientos metros al naciente, se localizan una muestra interesante de cantera de molinos circulares, en la que se pueden observar los restos de extracción y las huellas de vaciado en la roca. Dentro de la zona militar y en la Montaña Quemada existe otro yacimiento de estas características. En estas canteras se aprecian los restos de talla y rebaje de la piedra para la extracción de las muelas. En los años 70 el conservador del Museo Canario, D. José Naranjo, accedió a la zona militar de Montaña Quemada, recogiendo en la cantera unos veinte molinos circulares en fase de construcción, los cuales están depositados en fondos del Museo Canario. Pero el aprovechamiento de los recursos líticos en el Confital no termina aquí. Frente a la Punta del Confital existen dos talleres de talla lítica con abundante material en superficie como núcleos, restos de lascas o piedras con filo trabajadas en cantos de basalto. Estos talleres están separados por unos veinte metros y han sido muy afectados por el tránsito humano y por la instalación de casetas y chabolas.
**Francisco Peinado (Restaurador en arqueología) ha elaborado un proyecto de recuperación del poblado de cara a convertirlo en un espacio visitable, para la interpretación del estilo de vida de los antiguos canarios.
En la zona del Bufadero se encuentran dos pequeñas construcciones interpretadas como un túmulo y fondo de cabaña. Se trata de dos alineaciones circulares de piedra de volcan muy integradas en el paisaje. Su avanzado deterioro impide saber con precisión de qué tipo de bienes se trata.
Otros yacimientos importantes de la Zona del Confital y Las Coloradas son los concheros acumulaciones de material malacológico, como las lapas que dan testimonio de la dieta y de los aprovechamientos de los antiguos canarios. En la Bahía del Confital, junto al mar y en el borde norte del barrio de Las Coloradas se conservan algunos de estos vestigios. En los concheros también se han localizado restos de cerámica de factura aborigen, demostrativos de la procedencia de estos yacimientos.
Este patrimonio arqueológico de La Isleta y El Confital nos permiten considerar la posibilidad de la existencia de un poblamiento estable en la zona durante la época aborigen Los recursos que ofrece este espacio y los testimonios de los aprovechamientos practicados parecen confirmar esta posibilidad, ¿la presencia de un granero, con una capacidad apreciable, la inexistencia por otra parte, de fuentes de agua, y el reducido espacio útil para la producción (agrícola o ganadera), hacen complejo cualquier tipo de interpretación. Se podría establecer alguna relación con el aprovechamiento de los recursos naturales (canteras) y/o el que fuera un espacio reservado para el desarrollo de alguna actividad u oficio, repudiado dentro de la sociedad aborigen (Miranda Valerón y Naranjo Rodríguez, 1993: 2, n°201).
LIBRO BLANCO: Las Canteras y Bahía del Confital).
Cabildo Insular de Gran Canaria
José González Navarro
Milagrosa García Navarro
Raquel Vega Ruiz