José Rodríguez Bernal, popularmente conocido por Pepe «el Limpiabotas» fue un vecino de La Isleta que fue testigo privilegiado de una de las etapas más importantes de la historia turística de Canarias, concretamente las del Parque Santa Catalina y de la calle Ripoche.
En su memoria, tiene un pequeño parque con su nombre que baja hacia el mar en la entrada de El Confital
Trabajó durante el esplendor turístico de la capital y también durante la decadencia de los años 80, un hombre de mundo, gran viajero, que sabia escuchar para luego anotar en papeles y notas las incontables historias y anécdotas del parque Santa Catalina. Quienes le conocieron destacan que era un gran conversador y contador de historias.
A Pepe le faltaba una pierna, debido a ser atropellado cuando niño por el tranvía que unía la ciudad vieja con la zona del Puerto.