“Hay un espectáculo mayor que el mar… el cielo”. Victor Hugo

Los Lisos. Patrimonio de la Humanidad

No puedo ocultar la devoción personal que tengo por Los Lisos y la naturaleza que allí se cobija, son muy pocos los días del año que a marea vacía dejo de ir a recorrer y contemplar este maravilloso micro mundo natural que tenemos a 40 metros de nuestra gran ciudad.

Muy pocos sitios del mundo civilizado tienen la oportunidad de poseer este paraíso natural a tres pasos de sus casas. Sin duda Los Lisos, juntos con Las Barras son unos espacios únicos, magníficos y muy frágiles, muy delicados a la presión urbana.

Llega la primavera, llega el buen tiempo, llega la chiquillería y nuestro mimado acuario consolidado en los frescos días de nuestro corto invierno sufre el ”natural” acoso de los más pequeños que se divierten cazando cangrejos y recolectando estrellas, vacas marinas, etc. Entre más escaso sea el bicho más importante es la captura y el regocijo. Es una pena que bajo la complicidad de algunos mayores el reducto natural de esta rocas y charcos sufra la poca concienciación por la naturaleza de una parte de nuestra juventud.

Cada vez que llega a su puesto un nuevo Concejal de Playa le explicamos que seria muy bueno crear una campaña de concienciación por lo natural en la playa de Las Canteras. Crear equipos de “educadores ambientales”. Que cada vez que hubiese una marea vacía en Los Lisos, y hasta en La Barra, apareciera un monitor y le explicara a niños y mayores que a nuestra naturaleza hay que cuidarla y mimarla, que les educara como “capturar” con delicadeza a los pequeños habitantes de este espacio y que les enseñe a devolverlos con mimo al mar. En definitiva; enseñar a cuidar y respetar a nuestro acuario, y por supuesto, sin olvidarse de amonestar a quienes maltratan con agresividad a los seres vivos que comparten este mundo con nosotros. Con esta idea, hay mil forma de sufragarla, se podrían salvar del desagüe del retrete a miles de cangrejos, estrellas y alguna que otra vaca marina, sin contar con la multitud de pequeños pulpos que se salvarían de una muerte segura.

Desde aquí queremos poner nuestro grano de arena en la conservación de todo espacio natural y su biodiversidad animando a los padres para que le inculquen a sus hijos que la naturaleza y sus habitantes están para disfrutarlos observándolos, respetando su medio, mimándolos y protegiéndolos. Si somos capaces de educar a nuestro hijos en el cuidado de la naturaleza, sus valores como buenas personas están asegurados.

Tino Armas/Opinión

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