“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

Algo nuboso, temperaturas agradables

Las Canteras y los Amigos del País de Gran Canaria

Después de su constitución en 1776, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas ha desplegado una gran actividad, que ha sido recogida en sus libros de actas, en los Extractos de las Actas de la RSEAP de Las Palmas, 1777-1790, redactados por José de Viera y Clavijo y publicados en 1981, en la Historia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, 1776-1900 (García del Rosario, 1981) y en la más reciente Historia de la RSEAPLP en el siglo XX (Miranda, 2009). En todas estas obras se recogen muchos de los problemas que tuvo la sociedad grancanaria en el pasado y los debates y las sugerencias de los Amigos del País para solucionarlos. En su doscientos cuarenta aniversario, celebrado en marzo de 2016, la institución civil más antigua de Canarias prosigue con orgullo su profusa actividad, fomentando el conocimiento y el diálogo con ciclos de conferencias, actividades, premios y publicaciones, que ya con la denominación de Amigos del País de Gran Canaria se ha adecuado a las exigencias del nuevo siglo con nuevo director y junta directiva.

En este artículo quiero señalar los principales debates que se suscitaron en La Económica en relación con uno de los tesoros más preciados por todos los grancanarios: la playa de Las Canteras y la zona de El Confital, que al resguardo la primera de su barra de arena petrificada, entre la blanca espuma de sus olas, y la segunda, con sus confites desparramados en sus pequeñas caletas mecidas por la famosa ola de derecha que hace las delicias de los surfistas, dan cobijo en su moldeable arena y extensos roquedales a miles y miles de vecinos y foráneos atraídos por el difícil equilibrio que representa la naturaleza y lo urbano, el ocio y el deporte, la tranquilidad y las terrazas atestadas de público. Equilibrio al que siempre se llega en la hora mágica de los rojos atardeceres que se desvanecen detrás del Teide.



Las Piedras de destilar, los bloques y huecos de cantería

La zona de Las Canteras era conocida en el s. XVIII como “El Arrecife”, dado el resguardo, pero también la dificultad, que representaba la barra que calma sus aguas para las embarcaciones que se acercaban a su costa. El cambio de denominación por el actual de Las Canteras se fue haciendo paulatinamente, a medida que fue intensificándose la extracción de bloques de la piedra arenisca de su barra para la construcción de edificios notables en la ciudad. En las sucesivas obras de edificación de la Catedral de Canarias se emplearon estos bloques, así como en muchas viviendas. Posteriormente, se vio la bondad del material de arenisca para purificar el agua a través de las piedras de destilar, extrayéndose bloques de la barra para la labor artesanal que alcanzó gran notabilidad y que incluso llegó a exportar sus cotizados productos a América latina.

Estas dos actividades extractivas, que con fines distintos se realizaban en la barra de Las Canteras, llamó por supuesto la atención de Los Amigos del País, quienes a finales del s. XVIII se pronunciaron sobre ellas, llegando a la conclusión de que se podía seguir con la extracción de bloques de arenisca para las pilas de destilar, pero que no tenía sentido alguno que se extrajera masivamente piedra para la fabricación de casas, por el gran menoscabo que experimentaba la cantera.

Viera y Clavijo se refiere a las pilas en estos términos: “una de las producciones más peculiares con que dotó la naturaleza a esta isla de Canaria es aquella cantera de piedra asperón o arenisca que hay en la parte del Arrecife y de la cual se labran las llamadas pilas para filtrar y purificar el agua, de que se hace un comercio exterior de alguna consideración”.

El acuerdo de la Real Sociedad es de finales del s. XVIII (siendo extraño que Viera y Clavijo no concretase la fecha exacta) y envió un oficio al corregidor, haciéndole presente los perjuicios de la extracción masiva de bloques para la construcción y pidiéndole que cesara esa actividad.

Se opusieron pues los Amigos del País a que se extrajesen bloques de la barra para la construcción de edificaciones, consiguiendo la paralización de dicha actividad, pero no a que se extrajesen para la labor artesanal de pilas de piedra para filtrar agua.

Un siglo después, en septiembre de 1868, no pasaron desapercibidos para los miembros de La Económica los múltiples huecos que existían en la barra de Las Canteras, que en forma de pequeñas y grandes pocetas, podían ser de cierta utilidad. Formando parte de una “memoria sobre roturación del istmo de Guanarteme”, el presbítero y socio de la Real Francisco Suárez Romero propuso a la Junta directiva de Los Amigos del País que dichos huecos se destinaran a criaderos de peces, es decir, a la industria de piscifactoría, tan extendida en el s. XXI. Se adelantaba de nuevo en el tiempo La Económica, proponiendo “formar un criadero de peces en las canteras de las pilas de filtración”. Proyecto que muchos tildarán hoy en día de romántico e imposible de realizar. De utópico, sí, pero el desarrollo económico y social no solo se alcanza con líneas maestras trazadas con rigor, sino también con líneas onduladas que zigzagueantes llegan o no a buen puerto. A unas y otras han contribuido y siguen haciéndolo Los Amigos del País.

La pesca con guelderas y trasmallos

La pesca en general y la de determinadas especies marinas, como la ballena en las costas de Arguineguín, fueron también fruto de debate en la Real Sociedad, que incluso financió en 1778 la mejora técnica necesaria para pescar a los grandes mamíferos en la costa suroeste de Gran Canaria. José Flores fue el ejecutor, arpón en mano, de esta iniciativa de Los Amigos del País, que habían observado que en los meses de abril, mayo y junio se acumulaban los cetáceos frente a las desiertas costas de Arguineguín. Tras varios intentos fallidos, Flores, haciendo de precursor del capitán Ahab, consiguió en 1779 arponear y capturar dos ballenas de 24 pies de largo y cinco de alto, reconociéndosele su labor con el nombramiento de socio de mérito de la Sociedad.

El establecimiento de factorías de pesca en la costa occidental africana fue objeto de debate en el periodo 1883-1889, trasladándose las conclusiones a las autoridades locales. También fue objeto de preocupación y denuncia la pesca con dinamita en 1894, interesándose la Real por que un número suficiente de cabos de mar vigilasen las costas e impidiesen el abuso de la pesca con ese explosivo.

Las Canteras no tuvo ballenas, excepto Moby Dick en el s. XX, ni nos consta que se usaran explosivos para la pesca en sus inmediaciones, pero como zona costera no podía quedar al margen de los desvelos de Los Amigos del País, y efectivamente, en 1896 denunciaron a las autoridades de Marina las malas artes que se empleaban en la pesca. Concretamente, “el abuso que se viene haciendo en los mares costaneros de la Isla, especialmente en Las Canteras, al pescar con guelderas y trasmallos” cuando se tenía esa zona como coto de pesca para el esparcimiento de los habitantes de la ciudad.



La bahía de El Confital como base de hidroaviones

Ya en el s. XX, La Económica debatió en varias ocasiones las alternativas a la bahía de Gando como base para el amerizaje de hidroaviones (1927), la finca de Escaleritas como lugar idóneo para el aeropuerto (1944) y la apuesta definitiva por las instalaciones de Gando para el aeropuerto (1945-58). De estos debates me interesa destacar los que en 1927 plantearon como base de hidroaviones la bahía de El Confital. El lugar seguro y técnicamente recomendado era la bahía de Gando, pero Los Amigos del País se plantearon si podía existir algún lugar más cercano a la capital, surgiendo la idea de El Confital. La ventaja principal era la de tener en la misma ciudad el puerto a la derecha y el aeropuerto a la izquierda, “con muy pequeña distancia intermedia y ambos cerca de los centros obreros e industriales, y de las autoridades sanitarias y aduaneras”, contando además con una lámina de agua abrigada de unos cuatro kilómetros de superficie, superior a la de Gando, y una menor profundidad, que facilitaba las obras a realizar.

Las Canteras y El Confital se han convertido en la zona principal de esparcimiento y deporte de los vecinos de la capital y de las poblaciones del interior de la isla, que bajan a pasear por su ancha avenida y sentir la fresca brisa del mar. Se ha conservado la zona entre todos, de mejor o peor forma, pero hoy en día es un modelo de convivencia a tener en cuenta, que se ha conseguido con los desvelos de muchas instituciones y ciudadanos, entre ellos, Los Amigos del País.

 

Desde la casa de Adolfo se ve la peña de la vieja,

la barra y al fondo el Teide.

Compactan la visión los azules.

Los del mar, serenos, espumosos y rizados;

y los del cielo, unas veces limpios, otras sedosos

y casi siempre grisáceos, cargados de la humedad de los alisios.

 

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Salvador Miranda Calderín, socio de mérito de la RSEAPGC.

 

 

Monte Lentiscal. 10 de abril de 2016

 

 

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