“Cuando dos caminos se separan… toma aquel que se dirija a la playa”. Hannah McKinnon

Sábado de temperaturas primaverales

La maravillosa vida que esconden los fondos de la Playa de Las Canteras “No seas como un piojo pegado ¡¡”

Síííí, ya sé lo que estarán pensando…

– “¡Yasss coño! ¿Pero cómo se les ocurre hacer un reportaje de un bicho tan asqueroso?”

La verdad es que aquí no caben leyendas negras como en el que caso del erizo. El piojo se las ha arreglado el solito para granjearse la fama de repugnante. Basta la visión de un solo ejemplar sobre una vieja para cogerle asco de por vida. Mi madre, sin ir más lejos, ya no come viejas desde que hace unos años se me ocurrió ponerla delante del monitor y enseñarle un primer plano del animalito.

– “¡Agggg!, ¿pero eso que eeees? ¡Que asco por Dios!”

Pero me parece a mí que el piojito, un invertebrado de la familia de los decadópodos, forma parte de la fauna marina de Las Canteras y se merece su hueco en la serie tanto como cualquier otro. Este parásito, al que vuelven especialmente loco las viejas y las catalufas, no se corta un pelo eligiendo víctimas. Como se ve en la primera imagen, el tío es capaz de subirse a piola del temible lagarto y poco le importa que mida 10 veces más que él. El tío se aferra y no hay quien lo suelte. ¡Incluso encima de una bicuda he llegado a verlo! Y lo peor es cuando ataca en grupo. Que se lo digan si no a la desafortunada vieja de la segunda foto, que mira en dirección a mi cámara pidiendo ayuda mientras transporta de forma obligada tres ejemplares del parásito.

Pero volvamos a la primera pareja. Aprovechando la pasiva técnica de caza del inusual parasitado, me atreví a acercarme para obtener más detalles de nuestro personaje de hoy. El primer plano revela ahora la crueldad de la escena. Observen bien. Eso no son patas, son auténticos garfios capaces de atravesar la dura piel escamada del lagarto con total impunidad. ¿Será capaz de librarse de él algún día?

En fin, ahí lo tienen. El lagarto, fiero predador capaz de engullir una fula en medio segundo y de un solo bocado, puede caer víctima del pequeño piojo si no anda espabilado mientras descansa tumbado en la arena. Es la naturaleza, que tiene estas cosas.

Bueno ¿qué?, ¿apetece una viejita con mojo? jajajaja…

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